La crisis, los escándalos 'reales', la corrupción y los conflictos internos lastran la 'marca España'

  • Corresponsales foráneos, periodistas nacionales en el extranjero y servicios de estudio constatan un deterioro progresivo de España como marca.
  • "Se produce un claro efecto de la crisis económica en la reputación de España porque se agudiza el estereotipo", concluye un informe del Reputatio Institute.
  • Aún así, la valoración que todavía nos otorgan en el exterior nos sitúa "en la órbita de países como Francia o Italia", según el Real Instituto Elcano.
  • La imputación de la infanta Cristina en el juicio por el caso Nóos, el último escándalo español de alcance internacional.
Montaje que presenta el esqueleto de un toro de Osborne.
Montaje que presenta el esqueleto de un toro de Osborne.
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Montaje que presenta el esqueleto de un toro de Osborne.

Niveles de desempleo del 26%, miles de desahuciados, protestas multitudinarias, casos de corrupción con implicaciones en esferas cada vez más influyentes... La crisis económica e institucional que vive España está suponiendo un aluvión de informaciones negativas y escándalos politicos que no solo han supuesto un vuelco en la visión que la propia ciudadanía tiene del país, sino también en su imagen hacia el exterior.

Los últimos doce meses han sido convulsos para España y sus más altas instancias. Desde abril del pasado año, la población se ha desayunado con noticias y escándalos que han puesto en cuestión a un buen número de organismos e instituciones públicas: Los viajes a Marbella de Carlos Dívar, el expresidente del Consejo General del Poder Judicial; la cacería con posterior fractura de cadera en Botsuana del Jefe del Estado, el rey Juan Carlos I; la nacionalización de la cuarta entidad financiera del país (BFA-Bankia); la publicación de una presunta contabilidad B del Partido Popular y la reciente enmienda, por parte de Eurostat, de la metodología de medición del déficit público por parte de España son algunos de los más sonados ejemplos, de los que la imputación de la infanta Cristina como presunta cómplice en el caso Nóos es solo (por ahora) el último episodio.

¿Están dañando los últimos escándalos, noticias y casos de corrupción la imagen del país? Los datos y los últimos informes elaborados al respecto por organismos independientes especializados en repercusión internacional no son concluyentes, y en ningún caso alarmantes. La imagen exterior está tocada, pero no hundida.

España, en el punto de mira

El último Barómetro de la Marca España, elaborado por el Real Instituto Elcano (y correspondiente a finales de 2012) habla de un posible "cambio de ciclo" respecto a informes anteriores y señala que "en los tres países en los que se ha repetido la encuesta de junio [Estados Unidos, Alemania y Reino Unido] se observa una mejoría importante".

España obtiene, según la encuesta reflejada por el RIE, una nota media de 6,5 sobre 10, una valoración que sitúa al país "en la órbita de países como Francia (6,7), o Italia (6,6) y, al mismo tiempo, nos aleja de los peor valorados, que son Grecia (5,2) y Argentina (5,8)". El informe, sin embargo, realizó las entrevistas antes de que se conocieran algunos de los mayores escándalos, y queda por ver qué efecto tendrán en futuras oleadas de este mismo Barómetro.

También correspondiente al ejercicio 2012 es el estudio La reputación de España 2012, publicado en marzo por el Reputation Institute (RI), una de las corporaciones internacionales líderes en consultoría sobre la gestión de la imagen. Al contrario que el Real Instituto Elcano, esta organización sí que constata que, pese a haberse atenuado con respecto a los desplomes registrados entre 2008 y 2010, la reputación externa de España sigue instalada en una "tendencia negativa".

"España es percibida como un buen país para vivir o visitar, pero no ocurre lo mismo en cuanto a la preferencia de nuestro país para invertir o comprar nuestros productos y servicios", indica el Reputation Institute. Según los datos recabados por esta institución, España sigue por encima de la media de la reputación de los países más desarrollados, si bien cada vez pesan más "atributos blandos" como la amabilidad y la simpatía de sus gentes, frente al debilitamiento de valores "duros" como la tecnología, las marcas y las empresas conocidas o el entorno económico.

En resumen, el RI expone como un hecho probado que la crisis y los escándalos están produciendo "un efecto claro" en la reputación de España "porque se agudiza el estereotipo", asociado con la playa, las vacaciones y el modo de vida culturalmente mediterráneo. Una percepción similar reconoce Matthew Bennett, autor de un blog de noticias de España para extranjeros, para quien "la percepción histórica y los tópicos marcan la percepción de los medios extranjeros, porque son sus referencias".

Los corresponsales constatan la caída

En opinión de este inglés afincado en Murcia, la imagen de España "ha cambiado mucho desde el inicio de la crisis; ahora es habitual meterla en el mismo saco que a Italia y Grecia". Pese a que se muestra seguro en que este deterioro reputacional no afectará, por ejemplo, a la llegada de turistas, sí que ha detectado un cambio negativo en la visión que los extranjeros tienen del país como lugar donde prosperar. Este año, dos amigos foráneos con una larga estancia española (uno, inversor de 60 años; el otro, un profesor de 37) le han reconocido que piensan abandonar el país. "Ambos no ven claro el futuro en España", apostilla.

Pese a que los datos y los estudios más actuales (correspondientes a 2012) muestran un panorama en general positivo, corresponsales extranjeros en España y periodistas nacionales enviados al extranjero consultados por 20 minutos han constatado que la marca del país hacia el exterior está experimentando un severo deterioro en los últimos meses. "Actualmente nuestra imagen no es la mejor; de hecho puede que sea la peor desde que salí de España", opina el corresponsal en Bruselas de uno de los diarios de referencia.

"Hubo años en los que se vivió un enamoramiento mutuo, entre España y Europa. Tanto que se hablaba de la Alemania del sur", recuerda este periodista especializado en información procedente de instituciones europeas, que ahora opina que el péndulo está en el otro lado y hay "unas críticas salvajes hacia España". Buena parte de las mismas proceden de los propios funcionarios españoles, que son especialmente severos con el actual Gobierno y su relación con Bruselas.

La tensa relación entre el Ejecutivo de Rajoy y Europa se ha enmendado relativamente, eso sí, gracias a la reforma financiera promovida por el ministro de Economía, Luis de Guindos. Ha sido muy bien acogida por las autoridades europeas, "tanto que los funcionarios europeos piensan usarla como modelo a seguir en futuras reestructuraciones", explica. Los diplomáticos, sin embargo, "son bastante más directos", señala, ya que hablan con indignación de carreteras y aeropuertos vacíos, kilómetros y kilómetros de AVE y de nuestra resistencia a aceptar los ajustes macroeconómicos. En este contexto, la crisis desatada en la Casa Real "remacha un poco más el clavo", sostiene.

La reciente imputación de la infanta Cristina es un ejemplo paradigmático del descrédito que sufren actualmente las instituciones españolas. Lo demuestra esta anécdota de un periodista francés que trabaja como corresponsal en España para una de las principales agencias de noticias internacionales: "Cuando enviamos la nota informando del recurso de la Fiscalía a la imputación, a nuestros editores les parecía tan inconcebible que un fiscal pudiera decidir en contra de un juez, que luego nos pidieron más notas explicando en detalle los procedimientos en el sistema judicial español. Este tipo de hechos dan imagen de una república bananera", explica.

Este periodista, habituado a escribir temas de economía y mercados, ha visto como desde su propia agencia el foco de atención ha ido girando hacia los escándalos de corrupción y judiciales. "Cláramente uno de los mayores riesgos de España son los escándalos políticos, ya que indican una falta de estabilidad. La deuda pública se vende a gente de carne y hueso, que quiere saber quién se supone que les va a devolver el dinero", sostiene. En su opinión, la vorágine de acontecimientos conocidos estos últimos meses han consolidado una imagen de que en España hay muchos casos de corrupción y que ésta es generalizada.

Mayor pesimismo en el interior

Las incesantes informaciones negativas, a la vista de los datos, han sumido a los españoles en el pesimismo (el 65,9% de los ciudadanos creen que la situación económica es peor que hace un año, según el Centro de Investigaciones Sociológicas) y han motivado un cambio sustancial en sus principales preocupaciones. Así, si hace una década el principal problema de los españoles se debatía entre el terrorismo y el paro, los políticos, la corrupción y el fraude se han aupado recientemente a los primeros puestos en las respuestas de los encuestados al CIS.

Y es que los propios españoles tienen una imagen peor de su propio país con respecto a cómo se percibe en el extranjero. "Los españoles somos especialmente críticos en atributos relacionados con nuestro entorno político y económico", tal como señala el informe del Reputation Institute publicado en marzo, que señala el uso de los recursos públicos y el entorno político-económico como los peores puntos débiles de España.

"No estaría de más trabajar internamente en mejorar las percepciones de nuestros propios ciudadanos, percepciones que sin duda ayudarían a proyectar una imagen mejor de nuestro país en sus propias interrelaciones con los observadores externos", concluye este estudio.

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