Una tesis de la doctora por la Universitat de Lleida (UdL) Núria Roure asegura que no todas las personas que sufren apnea del sueño tienen síntomas de somnolencia mientras están despiertos, contradiciendo los dictámenes de la Asociación Americana de la Apnea del Sueño, que considera este hecho como requisito obligatorio para diagnosticar posibles casos, ha informado este martes la universidad leridana.

Un enfermo de apnea suele tener entre 25 y 30 paradas respiratorias por hora mientras duerme, seis veces más de lo que se considera normal, apunta la universidad en un comunicado.

Cuando falta oxígeno, el cerebro provoca el despertar, el sueño se vuelve más ligero y no se descansa bien, por lo tanto, no se puede suponer que sólo sufran el trastorno aquellas personas que presentan síntomas de somnolencia diurna, sostiene la tesis.

Núria Roure se ha basado en los resultados de un estudio realizado a una muestra de unos 3.000 hombres, constatando que la mitad de pacientes que sufren de apnea no refiere sueño durante el día.

Además, ha comprobado que los que presentan somnolencia son precisamente los que duermen más horas y descansan mejor.

El trabajo también pone de relieve que la proporción de mujeres a las que se les diagnostica este síndrome es mucho más bajo de las que realmente son susceptibles de tenerlo.

Hasta la menopausia sí que hay una hormona que protege la aparición de la apnea, pero después de este periodo se equilibra el número de casos respecto a los hombres.

Los términos fatiga y cansancio suelen ser utilizados para describir los síntomas del trastorno respiratorio y, por eso, la tesis incide en que el personal sanitario tiene que tener más formación sobre las diferencias según el género en el trastorno.

Para confirmar un posible caso de apnea hay que someter al paciente a una polisomnografía, una técnica con la que se estudia, pasando una noche en el hospital, el número de interrupciones de la respiración, herramienta clave para evaluar el descanso de la persona.

Además, un grupo de trabajo liderado por el director de la Unidad del Sueño de Lleida y profesor de la UdL, Ferran Barbé, en el que también participa Roure, junto con centros de Palma de Mallorca, Sevilla, Vitoria, Cáceres y Burgos, estudia ahora si el síndrome tiene un origen biológico, relacionado con la obesidad.