Agentes de la Policía Nacional han detenido en Burgos a tres personas cuando habían realizado un agujero en la pared de un local sin actividad, desde el que podían acceder a otros establecimientos comerciales.

Según han informado fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Burgos, las identidades de los 'butroneros' corresponden con las iniciales I.C, de 50 años; I.V.V, de 34; y M.B.I, de 31; todos ellos residentes en Madrid.

Las mismas fuentes han detallado que gracias a la colaboración ciudadana, se pudo sorprender este jueves a los ahora detenidos cuando habían hecho un agujero (butrón en el argot) de unos cincuenta centímetros de diámetro en la pared de un local sin actividad del centro ciudad, desde el que podían acceder a otros establecimientos comerciales.

Una llamada al 091 alertó de que se oían extraños golpes en uno de los locales bajo un edificio de viviendas, lo que resultaba extraño al tratarse de un día festivo.

Los policías que acudieron al lugar no vieron nada anormal, pero cuando hicieron una inspección más exhaustiva, advirtieron que, por la puerta de un antiguo taller, actualmente sin actividad, salían a la calle varios individuos que, al ver a los agentes intentaron volver a meterse dentro.

A los tres sujetos detenidos se les intervino una gran bolsa de deporte en la que portaban un gato hidráulico, cuatro destornilladores, una linterna, una barra de uña, dos llaves pico de loro, dos paquetes de bolsas de basura, un par de guantes y algunos trapos.

Se calcula que en hacer el agujero pudieron emplear unos cuarenta minutos y en un local comercial contiguo se hallaron los escombros, así como un serrucho que habían dejado olvidado.

Los tres detenidos, que tienen antecedentes delictivos por hechos similares, se habían trasladado ese mismo día desde Madrid en un vehículo alquilado que no ha sido aún localizado, por lo que no se descarta la participación de más personas.

Este grupo usa un método para sus robos como cambiar el bombín de la cerradura de puerta de acceso al local. De esta forma, se cubre el hueco del bombín extraído al romper la cerradura, para que no levante sospechas, y además imposibilita que alguien pueda abrir con llave y les sorprenda durante el robo.