Una ciudad ‘maravilhosa’

Rio de Janeiro es una mezcla de urbanismo sin control y naturaleza salvaje que deslumbra por su belleza.
Una inigualable vista del pão de açúcar y la playa de Botafogo, tomada desde el Corcovado.(M. A. Jiménez)
Una inigualable vista del pão de açúcar y la playa de Botafogo, tomada desde el Corcovado.(M. A. Jiménez)
Una inigualable vista del pão de açúcar y la playa de Botafogo, tomada desde el Corcovado.(M. A. Jiménez)
Una ciudad construida en la selva. Ésa es la impresión que produce Rio de Janeiro gracias a sus magníficas playas, sus escarpados morros (pequeñas montañas) y la frondosa vegetación que contrasta con los rascacielos y el tráfico incesante de una urbe de siete millones de habitantes.

La cidade maravilhosa, como se la conoce desde comienzos del siglo pasado, tiene en las playas uno de sus grandes atractivos. Copacabana, con cuatro kilómetros, es más extensa y popular que Ipanema, exclusiva y de menor tamaño. El carioca, gentilicio del habitante de Rio, vive por y para ellas. Allí toma el sol, come, se baña o pasea. Además, son lugares ideales para el deporte. En la orilla de Ipanema cientos de personas juegan al fútbol, corren o montan en bici.

Un paseo por las panorámicas de la ciudad es indispensable. Subiendo en el teleférico al pão de açúcar, una roca que recibió este nombre por su parecido con los antiguos bloques de azúcar, se contempla la playa de Botafogo, la bahía de Guanabara y el alto del Corcovado (710 m), coronado por la estatua del Cristo redentor. Desde allí se obtiene la mejor vista de la ciudad: la laguna Rodrigo de Freitas, el parque natural de la Tijuca o el estadio de Maracanã son algunas zonas que pueden contemplarse.

Un mar de desigualdades

El bullicio de Rio se parece al de algunas ciudades árabes; es ruidosa y las calles están repletas de comercios. Lapa y Santa Tereza, sus barrios más antiguos que recuerdan a la antigua metrópoli, Lisboa, son el mejor ejemplo. En toda la ciudad la riqueza y la miseria conviven con naturalidad. Las favelas, situadas en los morros, se mezclan con las zonas acomodadas. Así sucede con el lujoso barrio de Leblon, que está junto a Vidigal, una de las más conflictivas. Algunas ya han sacado provecho de su pobreza, como Roçinha, que se ha convertido en importante atracción turística.

Padres de la ‘bossa nova’

La cultura brasileña contemporánea no puede entenderse sin la aportación de Rio de Janeiro. Allí nació el género musical de la bossa nova, representado por nombres como Antônio Carlos Jobim, Vinícius de Moraes o Elis Regina. A garota de Ipanema o Corcovado son temas inspirados en la ciudad carioca. Rio también ha sido objeto de culto para escritores como Clarice Linspector o cineastas como Fernando Meirelles.

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