El X Curso de Patología Forense celebrado estos días en Logroño ha congregado en la sede del Colegio Oficial de Médicos de La Rioja a numerosos expertos de esta rama de la medicina que han convertido a la comunidad autónoma "en el centro neurálgico de formación" en un curso de relevancia nacional e internacional.

De esta manera, y gracias a la calidad de los profesionales, ponentes y docentes que han participado en el evento se han podido tratar diferentes asuntos en donde se han analizado de "forma científica y técnica" situaciones concretas del trabajo de estos profesionales y se han fijado las normas de actuación hacia donde deben dirigirse para poder seguir ofreciendo las mejores conclusiones para abordar el futuro de este sector.

Así, a forma de debate, el X Curso de Patología Forense ha analizado, entre otros asuntos, 'El manejo de cadáveres en conflictos armados y catástrofes', 'Recomendaciones para la práctica médico forense en sustracciones de recién nacidos' o 'Muerte súbita inexplicada: el papel de la genética'.

Temas de actualidad en donde, tal y como ha explicado a Europa Press, el director del Instituto de Medicina Legal de La Rioja, Jorge González, uno de los asuntos que más preocupa a los profesionales del sector es continuar investigando porque "tenemos que progresar, abordar y conocer todas las evoluciones tecnológicas y técnicas con el fin de continuar haciendo nuestro trabajo de la mejor manera posible".

Así, señala, uno de los aspectos en los que más se trabaja en la actualidad es en saber "qué aportación podemos hacer desde la patología forense para la mejora de determinados problemas que se transmiten de manera hereditaria, por ejemplo, con la muerte súbita". De esta manera, recalca, "en estos casos nos preocupa cuál puede ser esa posible causa de fallecimiento para ver si hay algún componente genético y si es así ayudar a fijarlo y encontrarlo para evitar que le pueda ocurrir lo mismo a otros familiares".

Gracias a estos avances que "son trascendentales" se pueden "analizar y estudiar cada situación y recomendar a los familiares determinadas pruebas para conocer si tienen esa anomalía genética, porque si es así se les puede incluir en programas de prevención con un tratamiento y se consigue que a ellos no les suceda lo mismo".

Así, aunque "muchas veces se piensa que nosotros solo trabajamos en el estudio de los cadáveres, ese estudio permite también mejorar las condiciones y las situaciones de determinadas enfermedades y ayuda a prevenir en familiares directos esa posible causa de muerte y tratarlos y ayudar a que hagan una vida completamente normal".

Avances tecnológicos que permiten continuar en el camino correcto hacia el futuro porque, tal y como recuerda Jorge González, "en un principio, las tareas de identificación se hacían en torno a los grupos sanguíneos, algo que podía dar probabilidad de error. Gracias a los grandes avances técnicos y la identificación del A D N podemos tener ahora una fiabilidad prácticamente absoluta para identificar a una persona. Así, lo que en un principio era algo muy complejo, gracias a los avances obtenidos con la investigación permiten que con muestras pequeñas o deterioradas se puedan obtener muestras exactamente iguales y, en consecuencia, las identificaciones ofrecen una mayor cantidad de éxito".

Jorge González asegura que, a pesar de la gran carga afectiva que puede conllevar esta profesión, los expertos en el sector "procuran no llevarse esa carga a casa porque sería algo muy complicado, aún así, no somos de piedra y tenemos que hacer frente a casos muy complejos en donde tratamos de aliviar en la mayor medida posible el sufrimiento de las familias al perder a un allegado y a veces es muy difícil porque es obvio que, como personas, el sufrimiento ajeno te afecta mucho pero en el momento en el que salimos del trabajo procuramos desconectar".