El ministro francés de Interior, Manuel Valls, reiteró su voluntad de continuar con el desmantelamiento de campamentos "ilícitos" de gitanos, esencialmente rumanos y búlgaros, y señaló que se tiene constancia de unos 400 por todo el país en los que viven 8.000 personas.

"Los desmantelamientos son necesarios y continuarán", subrayó en una entrevista publicada por Le Parisien Valls, que avanzó que no va a "dejar que perdure esta situación intolerable".

El ministro socialista insistió en que "mantener esos campamentos no es aceptable, máxime porque a menudo están en el límite de barrios populares cuyos habitantes, marcados ya por la crisis, aceptan mal su presencia".

Además, justificó los desalojos por la lucha "contra todos los tráficos y contra la delincuencia que se enraiza" en los campamentos, dos tercios de ellos en la región de París, y que "explota la miseria humana".

Precisó que las operaciones policiales se llevarán a cabo "con humanidad, sin abandonar el acompañamiento social, el objetivo de escolarizar a los niños y, cuando es posible, el acceso a una vivienda y al mundo del empleo".

El responsable francés de Interior explicó que se había suprimido la ayuda al retorno de 300 euros por los "efectos perversos", es decir porque había personas que "hacían varias idas y vueltas" para cobrar ese dinero.

Ahora, las autoridades francesas les dan 50 euros por adulto y 25 por los menores.

La cooperación con Rumanía en este terreno se ha traducido en una decena de policías rumanos que trabajan junto a colegas franceses en Francia para avanzar en la identificación de autores de actos de delincuencia.

Ese dispositivo ha permitido identificar a 970 rumanos autores de ese tipo de actos, entre los que hay muchos menores, así como continuar las investigaciones hasta en Rumanía: "un verdadero progreso", concluyó el ministro francés.