Azahara necesita una silla de ruedas eléctrica para vivir mejor

  • Cuesta casi 12.000 euros y le permitirá más independencia.
  • Su familia recoge desde hace tiempo tapones de plástico.
  • El 5 de septiembre de 2011 sufrió un accidente laboral y quedó parapléjica.
Laura Azahara en el baño de su casa.
Laura Azahara en el baño de su casa.
PACO PUENTES
Laura Azahara en el baño de su casa.

«Lo más duro es que no puedo coger a mi hijo en brazos. Esto me ha partido la vida. Quiero que mi historia salga a la luz y se haga justicia». Es el testimonio de Laura Azahara García Gutiérrez. Tiene 27 años y 2 hijos (una niña de 11 y un niño de 4). Hace año y medio se quedó parapléjica. Apenas sale a la calle. Pasa el día en el salón y duerme en la cochera.

Su casa, en Los Palacios (Sevilla), está llena de barreras: hay un escalón de 30 cm en la entrada, las puertas son pequeñas y cada vez que va al baño, dice, es un suplicio: «Antonio me tiene que coger y mi hija pasa la silla semicerrada». Necesita a su marido para todo. Él es encofrador y está en paro. El único dinero que entra en su casa, un piso de alquiler de 90 m2, son los 480 euros que cobra por la baja. «No me da para vivir», explica a 20 minutos.

Un accidente laboral

El 5 de septiembre de 2011 sufrió un accidente laboral. «Fui a recoger la ropa tendida de la mujer que cuidaba y resbalé 5 o 6 escalones», recuerda esta asistente social a domicilio. Al día siguiente fue a los servicios médicos de su mutua, Asepeyo, donde le diagnosticaron contusión lumbar. Le mandaron reposo y tratamiento farmacológico.

«Iba dos veces al día al centro hasta que una noche, como el dolor no cesaba, mi marido me llevó al Hospital de Valme y dieron con lo que tenía: hundimiento de la vértebra L2», explica.

Tras el informe, la mutua la derivó a la Clínica de Fátima de Sevilla, donde le inyectaron calmantes, le pusieron la epidural y el 3 de octubre la operaron de «cifloplastia percutánea».

La intervención, de 35 minutos, se alargó 2 horas. «Entré al quirófano andando y salí sin sentir nada de cintura para abajo. Chillaba de dolor», dice. Laura Azahara salió parapléjica para toda la vida, con pérdida de esfínteres, según consta en la denuncia.

Posible negligencia

La paciente presentó cuadro febril, acompañado de la sensación de no sentirse las piernas, algo que los cirujanos justificaron por los efectos de la anestesia. «Un médico me dijo que me levantara, que no fuera floja. No podía», dice Azahara.

Solo un facultativo le reconoció que «lo sentía mucho, que había habido un error en el quirófano y que no sabían qué había pasado ni dónde habían tocado». La conversación está «grabada en el móvil de mi marido», puntualiza la denunciante.

La mutua la trasladó a un hospital de Madrid, donde le dijeron que había habido una «mala praxis en la operación, ya que al meter los catéteres habían atravesado la médula y, al verter el cemento óseo, había quedado todo tapado, algo imposible de demostrar».

A esta sevillana la separan 12.000 euros de una vida más digna. Necesita una silla eléctrica. También una casa accesible, un coche adaptado y una moto. Su familia lleva tiempo recogiendo tapones de plástico. Necesitan 40 toneladas. Tiene una cuenta en La Caixa (2100-2440-36-0100697738) a su nombre y en la red social Facebook (Azahara necesita vivir!!) se están volcando.

Con los mercadillos solidarios y otros eventos que han organizado han recaudado 4.300 euros. «Pedí permiso a mis seguidores de Facebook para comprar una cama articulada (1.400 euros). Y me dejaron. Mi sueño es ser más independiente», dice la joven.

Azahara ha estado las últimas semanas hospitalizada. Debido a la medicación que tomaba sufrió una anemia hemolítica que le ha provocado una enfermedad en la médula. «Estoy recomponiéndome», dice a 20 minutos, mientras sigue esperando que la evalúe el Tribunal Médico para que le concedan la incapacidad permanente.

Su abogado, José María Gallardo Vallejo, ya ha presentado la denuncia en el Juzgado de Sevilla por presunta negligencia. Están pendientes de que la vea el médico forense.

Sus necesidades

Silla (11.800 euros). Se llama bipedestadora. Es eléctrica y le permitiría la verticalidad y no depender de ayuda externa para moverse. Además, lleva bombona de morfina y oxígeno; lo necesita, ya que tiene el 35% del diafragma afectado.

Vivienda (150.000 euros). La pareja necesita una casa digna sin barreras arquitectónicas.

Coche (25.000 euros). Adaptado. El vehículo que tienen es de hace 15 años. «Si se montan mis hijos, la silla no cabe», explica a 20 minutos.

Moto (1.485 euros). Desmontable y de cuatro ruedas para llevarla en el coche y facilitar sus desplazamientos.

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