El comisario de Salud y Consumo de la Unión Europea, Tonio Borg, ha exigido a los gobiernos que impongan "sanciones estrictas" a los responsables del escándalo de la comercialización de productos con carne de caballo etiquetada como de vacuno.

Borj se ha mostrado tajante, este lunes, a la salida de la reunión de ministros de Agricultura de la UE en la que se ha abordado la crisis: "Espero que esta experiencia convenza a los países y sancionen con más dureza, si no lo hacen ya, a los responsables, incluso con la suspensión de licencia". Fue precisamente antes de entrar a esa reunión cuando el ministro español, Miguel Arias Cañete confirmó un análisis efectuado a una muestra de canelones preparados en Madrid que determinó que contenían carne equina a pesar de estar etiquetado el alimento como carne de vacuno.

Por otro lado, el comisario ha hecho hincapié en que "no se trata de un problema de seguridad pública", sino de "fraude por razones lucrativas". En este sentido, ha reconocido que el mercado único europeo ha favorecido que el problema se extendiera por numerosos países, entre ellos España, pero que también ha permitido poner en marcha los instrumentos necesarios de actuación.

En la misma línea se ha manifestado el ministro de Agricultura irlandés, Simon Conveney, cuyo país ostenta este semestre la presidencia de turno de la UE: "Se ha producido un fraude de escala masiva porque tenemos un mercado común y sólo cuando hemos hecho test modernos, nunca utilizados hasta ahora como los de ADN, hemos visto el alcance"

Así, mientras Conveney ha reconocido que, aunque existen leyes para actuar, "no hay garantía de que no vuelva a ocurrir" un fraude similar, Borg se ha comprometido a examinar en los próximos meses la información generada por la crisis para evaluar propuestas concretas y elaborar unas normas más "severas", antes de que acabe el año.

Algunas propuestas parecen estar ya sobre la mesa. Varios Estados, con Francia a la cabeza, reclaman normas más exigentes en materia de etiquetado para que figure en el mismo el origen de los productos tranformados. Una petición, no obstante, que choca con las posiciones de otros países, como España, que no lo ven necesario. Además, Conveney ha puesto como ejemplo las pruebas de ADN que se realizan sobre los productos cárnicos en Irlanda y Reino Unido. Unas pruebas que, a su juicio, deberían "generalizarse".

En España, además de los canelones analizados y retirados del mercado, la división española de Ikea también ha procedido a la retirada de las albóndigas en todas sus tiendas de alimentación y restauración del país, tras el resultado de las pruebas realizadas por las autoridades de la República Checa que muestran indicios de restos de carne de caballo en ese producto.