«Aquí no puedo vivir: no lograría subir a mi cama»

Iñaki Mentxaka está en silla de ruedas. Le tocó una VPO para discapacitados, pero no puede habitarla por estar mal adaptada.
Iñaki Mentxaka, encajonado en una habitación de su piso. (U. E.)
Iñaki Mentxaka, encajonado en una habitación de su piso. (U. E.)
Iñaki Mentxaka, encajonado en una habitación de su piso. (U. E.)
Iñaki Mentxaka quiere darse una ducha por sí solo, «joder». Él tiene 43 años, está en silla de ruedas desde hace doce, y llevaba ocho pidiendo una VPO adaptada. En mayo le tocó una en Erandio, pero ahí no puede vivir porque el piso no reúne las condiciones que requiere. Es el rostro oculto de esa cuota del 5% de VPO destinadas a discapacitados vascos. La casa sí; tiene enchufes bajos y puertas correderas, pero Iñaki necesita una grúa para subirse a la cama y ese aparato no cabe en ninguna de sus tres habitaciones. Aquí empieza su odisea.

Pidió al Departamento de Vivienda que por favor tiraran un tabique para unir dos habitaciones y así poder tener más espacio. Pues no. La Consejería se desentiende y dice que el piso está adaptado y ha cumplido la ley.

«Aquí viene lo mejor: podría pagar los tres kilos de obra. No tengo por qué, pero vale, los pago. Pero como es VPO, no me permiten modificar el piso», exclama Iñaki, con sonrisa amargada. «Esto se soluciona ya con un poco de voluntad», se queja.

«Hay que ser positivo». Esta frase no se le olvida. Se la pronunció Javier Madrazo a Iñaki, cuando éste se   acercó al consejero para pedir una solución. La escena se produjo cuando el Departamento hizo un acto de bienvenida en Erandio a los agraciados por las VPO.

Así que el piso ‘adaptado’ de Erandio está vacío e Iñaki sigue viviendo con su mujer en uno alquilado, sin adaptar. Él requiere de la ayuda diaria de una asistenta para el baño, aseo... «Sólo falta que ahora me denuncien por tener vacío el piso», ironiza. «Hay que ser positivo, me dice encima el tío».

Más escalones que sortear

Iñaki no llega a los picaportes de las ventanas; abrir las puertas correderas «es un ejercicio de halterofilia»... Lamenta que aunque se resolviera lo de las habitaciones, «nunca sería un piso realmente adaptado». Sabe, no obstante, que también es algo subjetivo. Cuenta el caso de alguno de los otros cuatro discapacitados de su bloque, que sí que están encantados.

Adaptadas. Solamente un 5%

La cuota de VPO adaptadas para discapacitados está entre el 5 y el 7%. No obstante, no siempre se llega a tanto. De las 375 que se sortearon el miércoles en Bilbao, sólo el 4,5% eran adaptadas.

Cambios. Según la persona

Para adaptar el piso a cada situación, un técnico visita a la persona discapacitada y sobre el plano introducen los cambios que requieren. Sin coste añadido.

Desestimación. Llega la decepción

No todos los cambios que solicita la persona discapacitada son atendidos por el técnico. «Parecía que el dinero era suyo», protesta Iñaki. Él dice que le tocó un técnico desidioso.

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