El conductor del bus en el que murieron tres jóvenes en Lavacolla atribuye el accidente a un fallo mecánico

Testigos dicen que el vehículo circulaba con exceso de velocidad ya antes del accidente

El conductor del autobús en el que murieron tres jóvenes integrantes de un equipo de voleibol en 2009 en Lavacolla, dentro del municipio de Santiago, ha atribuido el accidente a un fallo mecánico del vehículo, en concreto a que frenaba mal y se desviaba hacia la izquierda.

El hombre, para el que la Fiscalía pide 4 años de prisión por tres delitos de homicidio imprudente y once de lesiones imprudentes, ha declarado este martes en el Juzgado de lo Penal Número dos de Santiago, ante el que ha dicho que el autobús tenía problemas mecánicos y frenaba mal, lo que le hizo perder el control al llegar a la rotonda en la que se produjo el siniestro, han explicado fuentes judiciales.

El conductor ha sostenido que no circulaba a más de 40 kilómetros por hora, que es la velocidad máxima permitida en ese tramo, en el momento en el que produjo el accidente. Sin embargo, los testigos que declararon —alguna de las chicas que iba ese día en el autobús rechazó participar— coincidieron en señalar que se habían percatado ya antes del accidente de que circulaban con exceso de velocidad.

La defensa del acusado ha alegado que era "imposible" que el autobús circulase a 105 kilómetros por hora, que era lo que marcaba el tacógrafo tras el siniestro, porque el vehículo tenía un dispositivo de limitación que impedía superar los 98 kilómetros por hora.

Ha declarado, asimismo, un compañero de trabajo del conductor, que ha dicho que también había detectado irregularidades en el frenado del autobús y que frenaba más hacia la izquierda. Asimismo, ha indicado que había sido sometido a una reparación 15 días antes del siniestro.

En la sesión un técnico de un taller consultado por la Guardia Civil para conocer si se podía extraer el disco del tacógrafo ha explicado que después del accidente estaba "inutilizado" para la extracción del mismo.

Texto de la fiscalía

El escrito de la Fiscalía recuerda que el 3 de mayo de 2009 el acusado era trabajador de la empresa Nadia Bus y conducía el autobús siniestrado. En torno a las 12.10 horas de ese día circulaba por la autovía SC-21 por el carril izquierdo en sentido a la autovía A-54. Al llegar al punto kilométrico 0,126, "a una velocidad de 108,5 kilómetros por hora", inicia el acceso a una rotonda, pero "dada la velocidad desproporcionada a la que circulaba el acusado, perdió el control del vehículo", sostiene.

El texto agrega que el autobús volcó y chocó contra las barreras de la vía y señala que el día del accidente la calzada estaba seca y limpia, por lo que asegura que la causa fue el exceso de velocidad. Como consecuencia del impacto, fallecieron tres personas de las 17 que iban en el autocar —incluido el conductor— y varias resultaron heridas.

Algunas de las víctimas han sido ya indemnizadas por los daños y las secuelas sufridas. La Fiscalía pide ahora una pena de 4 años de prisión e indemnizaciones para los padres de las tres jóvenes fallecidas y para cuatro de los heridos, que superan los 790.000 euros en total.

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