Budapest, la capital del mundo de las aguas termales

Hace tiempo que el turismo termal se puso de moda. Las aguas termales, combinadas con los diferentes tipos de tratamientos corporales que muchos centros ofrecen, son una de las mejores terapias para relajarse y hacer que los problemas se evaporen (al menos durante unas horas).

Las termas al aire libre permiten, sobre todo en invierno, experimentar la sensación de darse un chapuzón en aguas que alcanzan los 40ºC mientras que en el exterior las temperaturas rondan, arriba o abajo, los 0ºC.

También el turismo termal puede ser la excusa para salir de España. Por ejemplo a Hungría, cuya capital es la ciudad con más fuentes de agua termal del mundo. Budapest tiene balnearios que funcionan desde hace más de 500 años.

En la parte de Buda (la orilla oeste del Danubio), el Balneario Szt. Lukács funciona desde la invasión otomana. Se dice que desde entonces es el punto de encuentro de políticos, intelectuales y artistas y que sus aguas termales son las más eficaces de la ciudad.

Además de las salas termales, la sección wellness y las saunas, el balneario tiene dos piscinas exteriores para nadar y una de espectáculos, en las que la temperatura del agua oscila entre los 22 y los 40ºC. La entrada cuesta entre 6 y 9 euros.

Los Baños Széchenyi son los mayores baños termales medicinales de Europa y los más antiguos de la parte de Pest (la orilla este del río). Una mezcla de cultura romana, griega y nórdica se ve reflejada a través de sus instalaciones.

El balneario medicinal cuenta con más de diez piscinas y ofrece la posibilidad de realizar diferentes tipos de tratamientos terapéuticos.

En el majestuoso patio se ubican las tres piscinas exteriores. La temperatura del agua alcanza los 38ºC y en ellas se puede nadar, disfrutar de espectáculos acuáticos e incluso sentarse y jugar una partida de ajedrez. El precio de la entrada es de entre 7 y 11 euros.