La pasión de Picasso por el circo, que ya surgió en su paso por Barcelona, se intensifica en París con sus frecuentes visitas al circo Medrano, fundado por el madrileño Jerónimo Medrano en 1897. De hecho, convirtió al arlequín en su álter ego, por verse a sí mismo como un marginado.
Entre las obras expuestas destacan Amazona (1905), Familia de Arlequín (1909) o Pierrot (1918).
* Museu Picasso de Barcelona. Montcada 15-23. Hasta el 18 de febrero. Cinco euros.
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