Los pueblos madrileños reviven mientras las grandes ciudades de la comunidad pierden habitantes

Cristina y Javier, en Las Herreras, la pedanía de Santa María de la Alameda donde residen.
Cristina y Javier, en Las Herreras, la pedanía de Santa María de la Alameda donde residen.
JORGE PARÍS
Cristina y Javier, en Las Herreras, la pedanía de Santa María de la Alameda donde residen.

Los madrileños apuestan cada vez más por un cambio de aires. Por cortar con su vida urbanita y trasladarse a vivir a pueblos tranquilos. Las grandes ciudades del área metropolitana de la región están perdiendo habitantes o se han estancado (con crecimientos inferiores al 1%), mientras que los pueblos situados en la periferia regional tienden a repoblarse, según refleja el último padrón municipal (publicado por el Instituto Nacional de Estadística a principios de este año, con datos de 1 de enero de 2012).

"Estamos viviendo un fenómeno de retorno al medio rural. La gente se va a los pueblos en busca de tranquilidad,  mayor calidad de vida y menos costes", apunta Alfonso de Esteban, catedrático de Sociología de la Universidad Rey Juan Carlos. "La crisis ha agudizado el traslado de habitantes fuera de la primera corona urbana de Madrid; allí hay vivienda más barata y más posibilidades de montar negocios poco explotados", añade Juan Díez Nicolás, catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense.

Las diez localidades de la región con mayor aumento de población entre 2011 y 2012 están situadas en la periferia de la comunidad. Muchas de ellas están incluso en plena sierra. El municipio que más creció en ese periodo anual fue Arroyomolinos (15,1% más), situado fuera del área metropolitana y a un paso de Toledo.

A continuación, lideran el crecimiento demográfico las localidades de Villamantilla, a las puertas de la Sierra Oeste (8,6% más); y Santa María de la Alameda, en plena montaña y en el límite con Ávila (8,1%). También se están repoblando las pequeñas localidades que rodean el Corredor del Henares (como Villalbilla o Valverde) o los pueblos de las laderas de la sierra norte (Pedrezuela o Valdepiélagos).

Muchos de los nuevos vecinos de estos pequeños municipios proceden de la capital o de otras grandes urbes de Madrid. Como Cristina y Javier, una pareja que ha cambiado el estrés de la ciudad por el aislamiento de Las Herreras, una pedanía de Santa María de la Alameda: "La sierra nos ha enganchado. Estar aquí te pone las pilas", cuenta Cristina, que está montando una casa rural en la aldea. También se marcharon a la montaña Pamela y Juan Carlos, donde crearon la empresa El Espíritu del Bosque: "El trabajo en Madrid era horrible, todo era muy inhumano. Ahora estamos rodeados de naturaleza y damos cursos de elaboración de productos naturales, senderismo, recogida de setas,...", cuentan en su casa de Robledondo.

La región solo gana un 0,1%

En cambio, las grandes ciudades se están frenando. La propia capital perdió un 0,9% de habitantes y Fuenlabrada, un 0,2%. Mientras, núcleos como Alcalá (0,1% más), Alcorcón (0,4%), Leganés (0,3%) o Móstoles (0,5%) vivieron incrementos insignificantes en términos relativos. El estancamiento de las grandes urbes coincide con la media regional, que solo ganó un 0,1% de población entre 2011 y 2012.

Este cambio de tendencia demográfica tiene su origen en la crisis, según los expertos. "Está ocurriendo lo contrario que en los años 60. En aquel momento, la gente del campo emigró a la ciudad por el crecimiento económico. Ahora, al caer la economía se busca refugio en el entorno rural", cuenta el sociólogo De Esteban. Además, en los pueblos es más barato montar una empresa: los impuestos son menores, los locales cuestan menos y hay más nichos de mercado por explorar. Incluso, "hay quien aprovecha para plantar su propio huerto y tener una economía de subsistencia", añade el experto.

Por otro lado, el trasvase de población tiene consecuencias positivas sobre los núcleos rurales. "Es la solución al abandono de nuestros pueblos. Se revitalizan, se reforman las viviendas y se crea empleo allí. Además, la ciudad de Madrid ya no puede crecer más. El futuro está en el pueblo", argumenta De Esteban.

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