Un mozo de autopsias acusado de matar a su traficante defiende que no tuvo nada que ver con el crimen

El acusado, quien regresó al IML tras pasar cuatro meses en prisión, supuestamente asestó medio centenar de puñaladas a la víctima
El mozo de autopsias durante el juicio
El mozo de autopsias durante el juicio
EUROPA PRESS
El mozo de autopsias durante el juicio

Un hombre, mozo de autopsias del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IML), acusado de matar a otro, traficante a pequeña escala, ha defendido ante un jurado popular, en la Audiencia Provincial de Valencia, que no tuvo nada que ver con el crimen. Ha reconocido que mantenía una relación de "amistad" con la víctima, a quien le compraba cocaína, pero ha asegurado que "nunca" podría haber hecho algo así.

Este hombre, quien actualmente tiene 44 años, se enfrenta a una pena de 14 años de prisión por un delito de homicidio, con la circunstancia agravante de abuso de superioridad, tal y como solicitan tanto el ministerio fiscal como la acusación particular. Por su parte, la defensa solicita la absolución al negar la implicación del procesado en cualquier crimen.

Antes de comenzar la vista, las diferentes partes han explicado al jurado los motivos por los que acusan/defienden al procesado. En esta parte, el fiscal ha sido muy contundente y lo primero que ha pedido al tribunal es que recordara que el acusado es un "auténtico profesional del cadáver y de la limpieza del cadáver", como consecuencia de su puesto en el IML, al que regresó tras haber permanecido unos cuatro meses en prisión por este crimen. El fiscal ha hecho hincapié en este aspecto porque en la escena del suceso no quedaron casi huellas ni pruebas.

También ha indicado al jurado que el hombre cuenta con diferentes antecedentes penales por delitos de lesiones, robo y amenazas; y que presenta una "actitud violenta", ya que en una exploración forense "reconoció que a lo largo de su vida había roto dientes y costillas porque es un hombre y debía de hacerse respetar", ha relatado el ministerio público.

Tras estas afirmaciones, ha comenzado el juicio contra el hombre, a quien se le atribuye la muerte de otra persona, a la que supuestamente asestó unas 50 puñaladas con un cuchillo o con una navaja en octubre de 2010, en su piso ubicado en el barrio valenciano de Malilla.

El ministerio público mantiene en su escrito de calificación provisional que este hombre, que llevaba trabajando algo más de 20 años en el IML y cobraba unos 800 euros al mes, mandó un mensaje a la víctima el día 30 de septiembre, la noche antes del crimen, en el que le decía: "tengo money".

El fiscal recoge en su escrito que el acusado solía comprar cocaína a la víctima, quien vendía a pequeña escala desde su domicilio y a personas conocidas. Tras recibir el mensaje y una llamada telefónica, el acusado y la víctima quedaron al día siguiente. Así, sobre las 15.00 horas del día 1 de octubre de 2010, el acusado —siempre según el mismo relato— se presentó en casa de la víctima, donde comenzaron una discusión relacionada presuntamente con una deuda que tenía el procesado de 860 euros por la compra de droga.

Como consecuencia de esta riña, el acusado cogió una navaja o un cuchillo y se lo clavó varias veces a la víctima. Ésta logró esconderse en su habitación, lo que obligó al hombre a saltar por una terraza para colarse por una ventana en esta zona de la casa. Otra vez dentro, le asestó unas 50 puñaladas que le lesionaron 59 partes del cuerpo. Seguidamente, se lavó las manos, rebuscó la droga en el armario en el que la víctima solía guardarla, y se marchó de casa. Más tarde, a las 17.00 horas, se fue a recoger a uno de sus dos hijos al colegio.

Comer y dormir

El acusado ha rechazado este relato del fiscal y ha mantenido que no cometió ningún crimen. Ha explicado que el día en que ocurrieron los hechos salió de trabajar sobre las 12.00 horas, luego se fue a tomar algo a un bar, y comió en casa de su madre, donde residía. Tras ello, se echó una siesta y a las 17.00 horas se fue a recoger a su hijo al colegio. "Estuve en el domicilio, comí y me acosté, como todos los días", ha declarado.

Respecto a la relación con la víctima, ha asegurado que era "muy buena" y que, incluso, su hijo solía irse a su casa para jugar a la videoconsola. También ha reconocido que le compraba cocaína de forma "esporádica", normalmente para los fines de semana; y que solía frecuentar su vivienda.

Asimismo, ha señalado que no mantenía ninguna deuda con la víctima, a quien le pagaba entre 60 y 90 euros al mes por droga, ha comentado. "No le debía nada", ha repetido el acusado, quien ha puntualizado que la última vez que vio a su "amigo" fue el día anterior al crimen, el 30. Por último, ha defendido que sus huellas podían estar por casa de la víctima porque en una ocasión le tuvo que ayudar unas películas de contenido pornográfico para llevárselas y que no se las encontrara su nueva pareja, según ha comentado.

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