Diseñadores en la Madrid Fashion Week: mejor, a pachas

  • Al menos 12 diseñadores compartirán desfile en la Madrid Fashion Week 2013 con el fin de reducir los costes que supone subirse a la pasarela.
  • El equipo de maquillaje y el de peluquería se enfrentan al reto de cambiar de arriba abajo los 'looks' de sus modelos en apenas 5 minutos.
  • La muestra de moda abrirá sus puertas el próximo día 18.
María Barros y Rabaneda: aliados de cara a la Mercedes Benz Madrid Fashion Week.
María Barros y Rabaneda: aliados de cara a la Mercedes Benz Madrid Fashion Week.
Jorge París
María Barros y Rabaneda: aliados de cara a la Mercedes Benz Madrid Fashion Week.

Los nervios que sienten los diseñadores ante un desfile en la Mercedes Benz Madrid Fashion Week (MBMFW) pueden ser equivalentes a los que sufren algunos estudiantes ante la Selectividad o un examen de conducir. "Es así, más o menos", acepta el modisto Daniel Rabaneda (Sevilla, 1986), quien explica que, como en el caso de las evaluaciones, "se emplea mucho tiempo, esfuerzo y dinero para luego tener que mostrar el resultado en apenas unos minutos".

No todos están dispuestos a pasar por el proceso. El desgaste laboral y económico que conlleva participar en una feria ha llevado a algunas firmas a borrarse de sus programas. Sin ir más lejos, Adolfo Domínguez se despidió en 2011 de la anteriormente conocida como Pasarela Cibeles (actual MBMFW) tras informar de que su negocio se había visto resentido por la crisis.  Rabaneda, con una edad y una trayectoria mucho más cortas que las del diseñador gallego, cree sin embargo que el hecho de exhibirse en la feria madrileña "compensa". Se paga, sí, pero es "una inversión de futuro".  Y hay fórmulas low-cost para reducir gastos.

Este año su show se presentará por primera vez en el calendario oficial de la feria madrileña, lo que le supondrá un ahorro de prácticamente el 90% respecto a cuando acudía de forma independiente en la sección llamada OFF. Entonces, un desfile en la semana de la moda de la capital podía costarle unos 30.000 euros. Ahora será la propia organización quien le facilite el equipo de maquillaje, el de peluquería y las modelos, y compartirá desfile con la diseñadora María Barros, lo que reducirá la factura a unos 2.000 euros (entre los dos pagarán 4.000 a la organización).

RabanedaMaría BarrosEsta modalidad económica también implica renuncias. Como por ejemplo la de Rabaneda a peinar sus modelos con una coleta baja y urbana ("tendrá que ser un recogido —en la foto de la izda.—para facilitar el peinado que deberán lucir pocos minutos después en el desfile de María Barro"). O  la elección de las maniquíes que posarán con sus creaciones y que serán las mismas que para Barros ("A mí me gustan las chicas raras y atípicas. María es más de niñas monas, pero hemos llegado a un acuerdo").

A partir de ahí, el reto será del equipo de peluquería y maquillaje, que habrán de ingeniárselas para transformar totalmente el look de una cara más limpia y un cabello engominado y tirante (el previsto por Rabaneda) a otro de ojos muy marcados, flequillo y turbante (el de Barros) en un tiempo récord: 5 minutos. A lo máximo, 10. Los desfiles compartidos -una modalidad habitual en la feria pero que este año ha contado con más adeptos que en otras ediciones, doce, según confirma la directora de Cibeles, Leonor Pérez Pita- no dejan más prórrogas.

Un caos organizado

El día 19 es la fecha señalada para ambos modistos. Lo habitual es que, de puertas para fuera, todo resulte bello e impecable. Pero ¿cómo se vive la feria entre bambalinas? "En los desfiles no se trasmiten ni el estrés ni el caos que se viven en el backstage", explica Barros con una mueca. Aunque ese caos al que se refiere sea "organizado", especifica.

En la Madrid Fashion Week nada, o casi nada, se deja para el último momento. Los tiempos están calculados con precisión meridiana. Pero todo es inútil: el movimiento entre bastidores es capaz de hacer volar por los aires cualquier estado de calma: "A una modelo puedo estar cambiándola de vestido mientras otros la peinan y unos terceros la desmaquillan y la vuelven a maquillar en unos segundos",  rememora la modista, que a sus 31 años ya cumple más de un lustro en la pasarela madrileña.

Barros vigila la prueba de peluquería con la que comprueba que las modelos caracterizadas para el desfile de Rabaneda, inspiradas en viudas negras y espías rusas, pueden convertirse en bellas damiselas de jazz (género musical que inspira su colección) en tiempo récord. Se oyen gritos junto al tocador y llega a rodar alguna lágrima.  La modelo que debe sorportar ese día hasta ocho cambios mira sin inmutarse al espejo. Ya sabe cómo son estas pruebas y lo mejor es estar quieta y callada.  Finalmente el resultado es perfecto.

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