Los actores Emilio Gutiérrez Caba y Eduard Farelo interpretarán los próximos 16 y 17 de febrero en el Teatro Principal de Alicante el thriller político 'Poder absoluto', una historia "de rabiosa actualidad" centrada en temas como la corrupción y la voracidad de los mercados, según ha informado en un comunicado la empresa responsable de la obra.

En la representación, dirigida por Roger Peña Carulla y caracterizada por una "trama psicológica", Gutiérrez Caba da vida a Arnold Eastman, un prestigioso político con amplia experiencia de gobierno, sobrio, elegante y "de vuelta de todo". Por su parte, Farelo es Gerhard Bauer, un político de rápida ascensión, tecnócrata y de temperamento algo inseguro.

En 'Poder absoluto', un "prestigioso político aspira a la presidencia de su país". "Todo está a su favor, todo salvo algún trapo sucio por lavar. Para ello, contará con la ayuda de un joven y ambicioso miembro del partido", explica la sinopsis, donde se define a la obra como un "trepidante thriller político que se sumerge en el mundo de la corrupción, desenmascarando la realidad de la vida pública".

En cuanto a Carulla, ha manifestado que "entre el relativo positivismo de Rousseau y la tétrica visión de Plauto y Hobbes, afirmando que 'el hombre es un lobo para el hombre', debería hallarse el equilibrio para definirnos como seres sociales".

"soberbia y avaricia"

A su juicio, "el hombre, en el ejercicio del poder, se deja tentar con demasiada frecuencia por dos pecados capitales, la soberbia y la avaricia". "Si el primero es perverso, el segundo, movido hoy por la voracidad de los mercados, es un cáncer que está carcomiendo, cada día más, nuestros cimientos morales", ha añadido.

"Hablamos de las antiguas barbaries, y casi parece que olvidemos que la barbarie es el pan de nuestro de cada día", ha agregado, y ha hecho referencia a la Alemania nazi, a Srebrenica, a Abu Ghraib, al cuerno de África o al "racismo creciente" en Grecia.

En su opinión, "vivimos en un país que prefiere salvar a los bancos antes que a sus ciudadanos, en un mundo empeñado en rescatar al gran capital, olvidando la miseria del tercer mundo y la de nuestras calles", por lo que ha considerado que "el teatro, la cultura en general, debe recordarnos lo que está ocurriendo, aunque intenten amordazarnos". "Lo bueno es que ésta no es una historia real, lo malo es que podría serlo", ha sentenciado.