Los conductores de Tuzsa serán los encargados de controlar el acceso de los coches infantiles, que deberán subir por la puerta delantera del vehículo. Comprobarán, entre otras cosas, que el carro está ocupado por un bebé, ya que si está vacío, habrá que plegarlo, como hasta ahora, antes de entrar en el bus.

Una vez dentro, el adulto responsable tendrá que colocar el carrito en la plataforma central del vehículo, frenado y puesto contra la marcha del bus, asegurándose de que no se obstaculiza el paso de otros viajeros y de que el niño viaja bien sujeto. La seguridad del menor, indican fuentes municipales, será siempre responsabilidad del adulto.

Prioridad a minusválidos

Las sillas de bebé no tendrán prioridad para subir al autobús. Si circula demasiado lleno o hay personas con problemas de movilidad o en silla de ruedas que también quieren subir, el conductor impedirá el acceso de los carritos, que tendrán que esperar a que pase otro vehículo menos ocupado.

Tuzsa tiene en estos momentos 307 buses de piso bajo y sistema de arrodillamiento lateral que favorecen el acceso a las personas con problemas de movilidad y de ellos, 121 están equipados con rampa eléctrica. Tan sólo los 25 buses más antiguos de la flota no garantizan el espacio reservado para los minusválidos.

Asientos de uso preferente

Para recordar a los viajeros el deber de ceder los asientos a las embarazadas, los mayores y las personas de movilidad reducida, el Ayuntamiento renovará la identificación de los cuatro asientos reservados para estos colectivos, situados junto a la puerta de entrada del bus. En los vehículos que ya circulan se repondrán las pegatinas informativas, mientras que en los nuevos buses de Tuzsa, los asientos se identificarán con tapicerías de otro color y estarán equipados con reposabrazos abatibles y llamadores a menor altura.