Dimitir en política: cuestión de responsabilidad en Europa y casi una utopía en España

  • Numerosas voces piden a Rajoy que comparezca y tome medidas por el 'caso Bárcenas', exigiendo incluso su dimisión.
  • Fuera de nuestro país, ministros de Bélgica, Dinamarca o Francia dimitieron por cuestiones de imagen o por no poder conseguir sus objetivos de Gobierno.
  • En España, el socialista Fernández Bermejo fue el último ministro que se marchó.
El ya exministro británico de Energía, Chris Huhne, a su salida del número 10 de Downing Street, en Londres (Reino Unido).
El ya exministro británico de Energía, Chris Huhne, a su salida del número 10 de Downing Street, en Londres (Reino Unido).
Kerim Okten / EFE
El ya exministro británico de Energía, Chris Huhne, a su salida del número 10 de Downing Street, en Londres (Reino Unido).

"En este país no dimite nadie". La frase no deja de repetirse en tertulias radiofónicas, conversaciones entre amigos o charlas de bar, pero también, en la sede de los partidos políticos y en las instituciones.

En España, que un político deje su cargo y asuma responsabilidades es una absoluta anomalía. Muy pocos dirigentes optan por prescindir de su sueldo y del amparo que supone el paraguas de la Administración Pública.

A raíz del 'caso Bárcenas', muchas han sido las voces que han pedido al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, que tome medidas o, por lo menos, que dé la cara ante las acusaciones de que su extesorero pagó sobresueldos a miembros de la cúpula del Partido Popular, él incluido. Sin embargo, Rajoy mantiene un compás de espera que enerva no solo a la oposición, sino a los propios miembros de su formación.

Una diputada del PP de Madrid, Teresa Gómez-Limón, ha llegado a enviarle un burofax exigiéndole que haga pública la lista de personas que habrían cobrado sobresueldos en Génova: "La secretaria general del PP (María Dolores de Cospedal) dejó claro que en este escándalo cada palo aguante su vela. Pues bien, no tengo por qué aguantar velas de nadie".

El Gobierno belga dimitió en bloque

En Europa, las sospechas de una actuación cuestionable son más que suficientes para llevar a un político a la dimisión.

"Bajo las actuales circunstancias, encuentro imposible llevar a cabo mi trabajo y por tanto he decidido dimitir", dijo la ministra sueca de Exteriores, Laila Freivalds, en 2006 tras revelarse que estaba al corriente de las presiones ejercidas por su departamento para cerrar una web de extrema derecha que había publicado viñetas sobre Mahoma.

En abril de 2008, el ministro del Interior de Bulgaria, el socialista Rumen Petkov, dejaba el cargo al conocerse que se reunió con empresarios investigados por corrupción.

También en 2008, el primer ministro belga, el democristiano flamenco Yves Leterme, se marchaba al fracasar las negociaciones entre los partidos flamencos y francófonos para una nueva descentralización en Bélgica.

A finales de año, se producía la dimisión en bloque del Gobierno del país, algo inédito en Europa. ¿La razón? Un informe del Tribunal de Casación que evidenciaba presiones del Ejecutivo al Tribunal de Apelación para evitar un fallo desfavorable en el caso de la división y venta de Fortis, el primer grupo bancario y asegurador de Bélgica.

Plagios, filtraciones, vacaciones en Túnez...

En marzo de 2010, el ministro de Salud de Bulgaria, Bozhidar Nanev, dimitió tras ser acusado de firmar dos contratos de suministro del fármaco Tamiflu que habría ocasionados pérdidas al Estado de más de un millón de euros. España, siendo ministra de Sanidad la socialista Trinidad Jiménez, también acumuló Tamiflu que finalmente no se usó, pero no hubo ninguna consecuencia.

Soren Gade, ministro danés de defensa, renunció al cargo en 2010 al no poder soportar la presión ciudadana. La prensa había publicado que uno de sus subordinados, el portavoz Jaco Winther, había divulgado información confidencial sobre las tropas de elite danesas en Irak.

Entre los casos más recientes se encuentra el de Karl Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa alemán a quien el diario Süddeutsche Zeitung 'cazó' en 2011 plagiando su tesis doctoral. "Siempre he estado listo para luchar, pero ahora he llegado al límite de mis fuerzas", se despidió.

Michèle Alliot-Marie, ministra francesa de Exteriores, dimitió en 2011 por irse de vacaciones a Túnez cuando el país ya se hallaba inmerso en las revueltas contra el dictador tunecino Ben Alí. El presidente Nicolas Sarkozy anunció los cambios en un mensaje televisado.

En 2012, el ministro de Cultura griego, Pavlos Geroulanos, se vio obligado a dejar el puesto tras el robo de 60 piezas de cerámica antigua del Museo de Olimpia por parte de unos encapuchados. Los ladrones aprovecharon el cambio de guardia, ya que en esos momentos el edificio no está protegido por las alarmas.

El ministro británico de Energía, Chris Huhne, fue descubierto también en 2012 intentando ocultar una multa de tráfico de 2003. Había pedido a su mujer que asumiese la sanción en su lugar para evitar que le retirasen el carnet. Tampoco siguió ejerciendo tras irse por voluntad propia.

Bermejo, último ministro que se marchó

En España, el último ministro que abandonó el cargo fue el socialista Mariano Fernández Bermejo, presionado por los jueces y tras divulgarse una foto en la que aparecía cazando junto al juez Baltasar Garzón, instructor del caso Gürtel, cuando la investigación sobre esta trama corrupta ya había comenzado. "Nadie debe estar amarrado a un puesto si no es para servir", zanjó.

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