Tom Cruise en busca de la redención

Sigue ganando dinero a espuertas, pero las malas películas y las excentricidades han aplastado su imagen. 'Al filo del mañana' podría devolvernos a un actor que lleva mucho tiempo sin dar lo mejor de sí mismo. Por YAGO GARCÍA
Tom Cruise en busca de la redención
Tom Cruise en busca de la redención
Tom Cruise en busca de la redención

Cada cierto tiempo, la crítica de cine (o, mejor dicho, ciertas reacciones de la crítica mainstream) le da ocasión al lector para hacer un alto en el camino, frotarse los ojos y pensar algo así como "esto no puede estar pasando". Vamos, que sorprende saliéndose por peteneras y ofreciendo veredictos inesperados. ¿Queremos un ejemplo? Pues esta semana tenemos uno, y fresquito: Al filo del mañana, una película de ciencia-ficción de gran estudio, con un gran presupuesto (127 millones de euros) y un director de prestigo como Doug Liman, que fue calificada por el Hollywood Reporter como uno de los filmes más arriesgados (financieramente) de 2014. Por una parte, el proyecto pintaba bien, tanto por lo desaforado de su premisa (sí, nos gusta ver a soldados futuristas atrapados en bucles temporales, ¿pasa algo?) como por beber de un hontanar tan rico, y tan desaprovechado por Hollywood, como la ciencia-ficción japonesa. Por otro, apoyándonos en precedentes como Pacific Rim (gran película que salvó los muebles en taquilla de pura casualidad), podíamos decir que tenía todos los números para estrellarse, máxime al no venir respaldada por una franquicia, saga multimedia o similar.

¿Cómo pinta la cosa? Pues, inesperadamente, bien o muy bien: en espera de que los grandes medios publiquen sus análisis, y de que las cifras canten la semana que viene, Al filo del mañana no sólo está despertando reacciones entusiastas en foros y cenáculos, sino que la mayoría de dichos elogios van dirigidos... a Tom Cruise. Es decir, al mismo actor al que se daba casi unánimemente por perdido al menos desde 2005, cuando confundió el sofá de Oprah Winfrey con una cama elástica. Con ocasión de una preview de la película en marzo, Total Film alababa tanto la dirección de Liman (por "centrarse tanto en los personajes como en las explosiones") como a un Cruise al que calificaba con una palabra casi siempre reservada a iconos testosterónicos como Samuel L. Jackson o Clint Eastwood: "Badass". La traducción del término no es fácil, pero éste designa, digamos, una capacidad casi genética para mostrar rudeza, dureza y mala leche frente a la cámara. Insistimos: ¿de verdad le pega ese adjetivo a Cruise? ¿Al mismo Cruise que, en el mejor de los casos, nos muestra la astucia sibilina de Ethan Hunt -Misión: Imposible- y, en el peor, la rigidez plastificada de Jack Reacher? Pues se ve que sí.

Aunque (insistimos) las opiniones sobre la película son aún escasas, en los foros de IMDb pueden leerse líneas como "Lo mejor que ha hecho Cruise en toda su carrera", e incluso se apunta que la película podría suponer una recuperación del actor o, mejor dicho, de su imagen pública: otro participante en una de estas discusiones apunta que, con un taquillazo como Misión: Imposible 4 en su curriculum reciente, el ex de Mimi Rogers, Nicole Kidman y Katie Holmes no está ni medianamente cerca de su ocaso. Ahora bien: si tenemos en cuenta otros títulos recientes como Oblivion, Valkiria o Noche y día, si que cabe recordar cómo, durante bastantes años, el único papel memorable (y nuevo) en el que vimos a Tom fue el del obeso y malhablado Les Grossman de Tropic Thunder. Un rol nacido de la autoparodia y que (apariciones en los MTV Awards y rumores sobre posibles spin offs mediante) estuvo a punto de tomar un cariz autoparódico en sí mismo.

Admitamos que reírse de Tom Cruise es muy fácil: mencionar su nombre equivale a evocar los espectros de la Cienciología, de South Park y sus armarios, de Top Gun (todos sabemos lo que piensa Tarantino sobre el tema, ¿verdad?), de los matrimonios fallidos y de esa apostura que canta de lejos a quirófano. Pero también cabe recordar que, en sus 33 años de carrera, el hombre de Syracuse (Nueva Jersey) ha perpetrado menos bodrios de los que algunos quieren recordar, y ha hecho más equilibrios de los que parece. Un año antes de Top Gun, sin ir más lejos, Cruise protagonizó Legend, el batacazo que acabó de hundir (temporalmente) la carrera de un Ridley Scott aún adicto al riesgo. Aunque El color del dinero fuese un encargo, y aunque no figure como el mejor título en la filmografía de Scorsese, nuestro personaje aguantó en ella muy dignamente ante Paul Newman, logro éste nada pequeño. Así las cosas, los once años gloriosos que van desde 1988 (Rain Man) hasta 1999 (Magnolia) no parecen casualidad: odioso a veces, carismático siempre, Cruise se ganó a pulso su derecho a no ser visto sólo como una cara bonita. Y, ante quienes no estén de acuerdo, siempre se puede optar por exclamar aquello de "¡Tú no puedes encajar la verdad!" en plan Jack Nicholson, siempre que las cuerdas vocales aguanten.

Pese a esto, también hay que admitir algo más: Cruise ha hecho lo posible para tirar sus logros por la borda. De hecho, descontando sus colaboraciones con Spielberg (La guerra de los mundos y Minority Report) y las entregas sucesivas de Misión: Imposible, sus únicos roles realmente interesantes en el siglo XXI han sido sendos trabajos como secundario: Collateral y la ya citada Tropic Thunder. Por lo demás, dejémoslo en que los habrá quienes consideren a El último samurái como una gran película, pero nosotros no nos encontramos entre ellos. Además, era fácil perderle la pista a su talento mientras se sucedían los dimes y diretes: que si Nicole esto, que si Katie lo otro, que si Suri lo de más allá, que si la Cienciología hacía cástings para encontrarle una buena novia, cual si de nuestra abuela del pueblo se tratase... Convertirse en mascarón de proa de una fe exótica y cuestionable tiene sus riesgos, desde luego.

Ahora bien: hemos dicho que las alabanzas a Cruise y Al filo del mañana provienen por ahora de internet y sus foros. Y uno de éstos (una vez más, el de IMDb) proporciona un recetario inesperadamente sensato para que esta resurrección no se quede en proyecto. "Deja de tomarte a ti mismo tan en serio. Ve a Saturday Night Live, déjales que se rían de ti e incluso que hagan bromas sobre la Cienciología", dice un fan. Y prosigue: "Haz que la gente vea que eres como ellos: HUMANO". Las mayúsculas están en el original, claro. A nosotros, estos consejos nos parecen muy razonables, tanto que Cruise debería tomárselos al pie de la letra. Si hace caso omiso, es posible que acabe engullido por una imagen que, apostamos, ni él mismo sabría describir del todo.

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