Lleva siendo desde el inicio de la crisis uno de los indicadores más elocuentes sobre la situación económica en España, si bien ha ocupado habitualmente un segundo plano detrás del desempleo en general, del déficit o de la corrupción política. Pero los últimos datos alumbrados por Eurostat y la última EPA han empujado al paro juvenil al centro de la atención político-mediática europea y española.

Pese a que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y otros miembros del Gobierno, alabaron los efectos de la última reforma laboral, la propia canciller de Alemania, Angela Merkel, apuntó poco después hacia la elevada tasa de paro juvenil como uno de los principales problemas de Europa. "Debemos aplicar hoy reformas estructurales para que podamos vivir mañana mejor", recalcó la líder europea.

El tirón de orejas europeo al mercado laboral español no se acaba ahí. Tras Merkel, el presidente del Europarlamento, Martin Schulz, ha calificado la actual tasa de desempleo en España de "vergonzosa" y totalmente inaceptable. En la misma línea se ha expresado también el vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn, que trasladó su preocupación por las cifras de desempleo a las autoridades españolas.

Así, no es de extrañar que el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, haya reconocido que el paro "es la mayor lacra social, política y económica", por lo que toda la acción del Gobierno "va dirigido a reducirlo". Precisamente en este sentido la ministra de Empleo, Fátima Báñez, acaba de presentar una 'tarifa plana' de 50 euros mensuales en las cotizaciones sociales para aquellos jóvenes que opten por hacerse autónomos.

Esta medida, encuadrada en un plan de choque global para crear empleo, es una de las emprendidas por el Gobierno para reducir la tasa de paro juvenil española, la más alta de Europa y una de las más altas del mundo. A pesar de que la iniciativa en la materia la mantiene el Gobierno, son numerosas las instituciones y los colectivos que han lanzado sus propias propuestas para incluir a los jóvenes en el mercado laboral y evitar que casi un millón y medio de jóvenes se conviertan en una 'generación perdida', tal como estiman la consultora People Matters y la propia Organización Internacional del Trabajo, entre otros.

Los dos principales sindicatos españoles, (UGT y CC OO), plantearon el pasado 14 de diciembre una estrategia integral para "combatir la precaria situación del empleo juvenil". Entre las medidas propuestas, se incluyen ayudas directas a la contratación a empresas que reduzcan su tasa de empleo temporal, impulsar el contrato en prácticas y aumentar la inspección contra las prácticas no laborales.

La Comisión Europea, por su parte, presentó en diciembre su Paquete para el Empleo Juvenil, con acciones concretas a desarrollar: Establecer una 'Garantía joven' a nivel europeo que asegure a los jóvenes que recibirán una oferta de trabajo y formación "de buena calidad"; desarrollar un nuevo sistema de prácticas y aprendizaje en las propias empresas para los nuevos titulados y aplicar un nuevo modelo de movilidad laboral a nivel europeo.

Mucho más concreta y polémica ha sido la propuesta de implantar un contrato único, lanzada por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y el blog de análisis Politikon, entre otros. La idea de ambos grupos de economistas y politólogos busca acabar con la llamada dualidad del mercado laboral español, que mantiene a un grupo amplio de trabajadores "superprotegidos" (los insiders, por su acepción en inglés) a cambio de mantener otro grupo (los ousiders) en condiciones de paro prolongado o precariedad, tal como detalla este informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

Según los defensores del contrato único con indemnización por despido creciente, si bien se empeorarían en general las condiciones de los trabajadores indefinidos durante sus primeros años en la empresa, según se van acumulando años de antigüedad se ganarían derechos y protección. La medida, según sus impulsores, afectaría en todo caso solo a los nuevos contratos, y no a los antiguos.