Cuando los afectados efectuaron el pago a la promotora C.I.G., cuyo gerente es Jaime Arbones, ésta no tenía en propiedad la totalidad de los terrenos donde se iban a construir las 144 viviendas correspondientes a la tercera fase A de desarrollo de Navia.

Xestur expropió en 2003 unas fincas con la condición de permutarlas por terrenos edificables, pero algunos propietarios se reservaron el derecho de edificabilidad. C.I.G. mostró su interés a Xestur y dijo tener un precontrato con esos propietarios para comprarles dichos derechos. Sin embargo, según los afectados, cuando los propietarios le pidieron algún tipo de aval bancario, el promotor no lo presentó y quisieron romper el acuerdo. Esto último ha sido negado por el propio Arbones. Finalmente, C.I.G. llegó a un acuerdo sobre los terrenos anteayer.

El promotor, por su parte, culpa a Xestur del retraso. «En el rural gallego, la mayoría de las fincas están sin escriturar, y Xestur, que es quien nos las tenía que dar, no cumplió».

Retraso en la licencia

Además, el Concello no le concedió la licencia de obra hasta el pasado mes de junio. En el precontrato figura una claúsula por la que Arbones se comprometía a empezar a construir dos meses después de conseguirla. Pero, una vez conseguidos los terrenos y la licencia, el promotor sigue sin edificar.

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Demoras en Galicia. Las promotoras

La mayoría de las que trabajan en la comunidad acumulan una media de cinco meses de retraso sobre el plazo previsto en la entrega de llaves, según datos recientes del Instituto Galego de Consumo.

Muchos afectados. Uno de cada tres

Ésta es la media de personas que sufrieron retrasos el año pasado a la hora de poder disfrutar de su nueva vivienda pese a que las constructoras se cubren las espaldas con unas fechas muy holgadas.

Indemnizaciones. Pocas quejas

Las asociaciones de consumidores aseguran que la mayoría de los compradores no piden una indemnización porque las promotoras no incluyen la fecha de finalización de obras en los contratos.

¿Especuladores? Ojo con el truco

Retrasar la entrega del piso y ofrecer al propietario la posibilidad de devolverle el dinero es, según las asociaciones de consumidores, una práctica común. Las promotoras lo revenden luego más caro.

«Nos prometieron que empezarían las obras en octubre del año pasado»

«Pero el acuerdo fue sólo verbal», explica un afectado. Todos aseguran que no tenían constancia de los problemas del promotor para conseguir la licencia.

Sin embargo, coinciden en que Jaime Arbones les prometió que las obras iban a empezar en octubre de 2005. 20 minutos se puso en contacto con la abogada madrileña Susana Jiménez, quien confirmó que a la hora de hacer una reclamación, «cualquier acuerdo verbal tiene la misma validez que un acuerdo escrito».

Como consejo, apunta que «lo primero es poner una queja en la OCU y, después, juntarse todos y, a poder ser, contratar el mismo abogado que lleve el caso a juicio. Si todos coinciden en que existió ese acuerdo verbal, el juez fallará, casi con toda seguridad, a su favor».

Por la entrada del piso pagaron cerca de 28.000 euros y nadie se quejó por miedo a que C.I.G. rescindiera el contrato y se quedaran sin vivienda. Ahora podrían pedir una indemnización por los gastos que han tenido desde que se les prometió que empezarían las obras.

Los edificios de alrededor ya están en marcha

En un año y medio, los afectados han visto cómo las viviendas proyectadas al lado de su edificio ya están terminadas o, al menos, en construcción, mientras que las suyas permanecían paradas por una causa desconocida. Una vez que el promotor ha arreglado todos los problemas, promete empezar las obras en el mes de diciembre. Hasta entonces, los afectados seguirán viendo cómo sus ansiados pisos siguen siendo sólo un jardín salvaje.