Farruquito: "Hago flamenco desnudo, sin los efectismos que hacen muchos"

  • "El flamenco cala cuando se hace de verdad, no cuando se hace un espectáculo y se le llama flamenco, que hay muchos que van engañando al público", dice.
  • Entre este jueves y el sábado, Farruquito llevará 'Abolengo' en Bilbao.
Fotografía de archivo tomada el 22/05/2012 en Sevilla, del bailaor sevillano Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito.
Fotografía de archivo tomada el 22/05/2012 en Sevilla, del bailaor sevillano Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito.
José Manuel Vidal / EFE
Fotografía de archivo tomada el 22/05/2012 en Sevilla, del bailaor sevillano Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito.

El bailaor sevillano Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, transforma, desde este jueves y hasta el sábado, el escenario del Teatro Arriaga de Bilbao en un tablao para hacer flamenco "desnudo, de verdad, de raíz", y no con el que "muchos por ahí van engañando al público" con "efectismos y parafernalias".

Farruquito, de 30 años, llega a la capital vizcaína con el empeño de que su espectáculo Abolengo evada a la concurrencia "de la monotonía, de la rutina", y le sirva para "desconectar un poco" del agobio de la crisis. "Un espectáculo flamenco, hoy día, es casi necesario. Es algo como fantástico, te saca de la realidad", teoriza el artista andaluz en el trajín de los preparativos de la gira, en la que le acompaña la bailadora mexicana Karime Amaya con la coreografía de Antonio Canales.

Para sentir de verdad el flamenco, Farruquito no cree que haga falta entenderlo, simplemente disfrutar de una función en la que sus protagonistas "se entreguen de corazón". "El flamenco cala cuando, con todos mis respetos, se hace flamenco de verdad, no cuando se hace un espectáculo y se le llama flamenco, que hay muchos por ahí que van engañando al público", se queja. "Nosotros hacemos flamenco desnudo, de raíz, que no está disfrazado de efectismos y de la parafernalia que se monta hoy en muchos espectáculos", apostilla.

Con Abolengo, busca rendir homenaje a sus ascendientes, como su abuelo, patriarca y fundador de su clan, Farruco, con quien se consagró en 1987 en Broadway (Nueva York) cuando solo contaba con 5 años. "Lo bueno de venir de una estirpe es que se lleva en la sangre, pero también tienes la responsabilidad de que hay que trabajar muy duro para dejar el nombre en buen lugar", puntualiza.

Ya curtido en tablaos del norte, Farruquito se muestra convencido de que en el País Vasco hay "muchísima gente aficionada" al flamenco y que valora el arte del baile y la guitarra.

Con varios espectáculos en cartelera en España y en el extranjero —Baile flamenco y Siembra, en el que le acompañan sus dos hermanos—, el artista sevillano asegura que "siempre hay algo nuevo" en cada actuación. "El 80% del espectáculo es improvisado. Es como cuando se va a ver a un torero —compara—. El que torea de verdad, según el toro, el día y el sentimiento con que se haya despertado, se va a ver un espectáculo distinto"..

Farruquito vuelve al Arriaga henchido de ilusión después de haber sido padre de un niño hace casi cinco meses. "Estoy mucho más ilusionado", confiesa. "Hay cosas que no les había encontrado sentido hasta que nació mi niño y me ha hecho darme cuenta de que lo más importante de este mundo es tener a personas a las que querer y que te quieran. Todos los problemillas de la profesión se llevan muchísimo mejor", apostilla.

El bailaor sevillano no quiere recordar el episodio que le llevó a la primera plana tras atropellar mortalmente a un hombre en Sevilla un fatídico 13 de septiembre de 2003. Aquella pesadilla, que le hizo estar en prisión dos años —de enero de 2007 a comienzos de 2009— acusado de homicidio por imprudencia, es para Farruquito agua pasada: "Es una cosa que caducó. De eso no voy a hablar", zanja.

Aunque se teme que la gira por Bilbao le robará mucho tiempo, confía en visitar el Museo Guggenheim: "Me encantaría".

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