14 detenidos en Córdoba por fraude fiscal en joyería

Hay ocho procesados más en Jaén, Málaga y Barcelona. La trama consistía en facturar a empresas ficticias para que los joyeros no pagasen los impuestos.
Bloque de edificios en la calle Doña Berenguela, donde se produjo ayer uno de los registros (R. S.).
Bloque de edificios en la calle Doña Berenguela, donde se produjo ayer uno de los registros (R. S.).
Bloque de edificios en la calle Doña Berenguela, donde se produjo ayer uno de los registros (R. S.).
El sector de la joyería vuelve a ser noticia en Córdoba. Acabado el caso IVA, el fantasma del fraude fiscal vuelve a quitar el sueño a los joyeros cordobeses, esta vez con el destape de una trama de corrupción dedicada a blanquear dinero procedente de la actividad joyera. La denominada operación Fénix culminó ayer con la detención de 22 personas, 14 de ellas en Córdoba, seis en Barcelona, una en Málaga y otra en Jaén.La trama, según fuentes del Ministerio de Interior, «defraudaba importantes cantidades» en el Impuesto sobre Sociedades y sobre la Renta de Personas Físicas. Las fuentes señalan que los hechos suponen un fraude de 154 millones de euros.

Entre los detenidos, que han pasado a disposición judicial en Córdoba, se encuentran Miguel F.  G., Joaquín J. V. (que en el momento de su detención se le intervinieron 15 lingotes de oro de un kilo cada uno), Yolanda P. B., Wenceslao M. P., Juan Carlos G. A. N., Miguel L. F., Manuel N. B., Enrique B. Z., Juan J. M., Francisco Javier T. B., José A. S., Juan José M. M., Francisca N. B. e Isabel María L. L. Se han incautado 20 kilos de oro, coches de lujo y dinero en los registros efectuados en el Parque Joyero o en el Polígono Pedroche, entre otros.

El gerente de la Asociación de Joyeros, Rafael Rodríguez Aparicio, se apresuró en decir que «no empaña la imagen de honradez que el resto de profesionales del sector muestra día a día».

Una red de empresas fantasmas

La operación Fénix ha desmantelado un entramado de empresas que permitía a los fabricantes de joyería escapar del control de la Hacienda Pública con el fin de no tributar ni por las ventas ni por los beneficios. La sociedad principal, radicada en Barcelona, se dedicaba a importar oro fino de 999,9 milésimas de Suiza. Lo vendía sin transformarlo a mayoristas, que solicitaban a la citada empresa su deseo de que sus compras permanecieran ocultas. Para justificar las ventas, la sociedad catalana creaba sociedades fantasmas a las que pasaba las facturas.

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