Los trabajadores de la planta vallisoletana de Metales Extruidos han advertido de que ésta podría cerrar definitivamente en el plazo de una semana si no aparece un comprador, tal como les ha trasladado la Dirección de la empresa, según ha afirmado el presidente del Comité de Empresa, Ángel Ortega, en declaraciones realizadas a Europa Press.

De esta forma, el lunes se aplicará un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que dejará en casa a más de 290 de los 315 trabajadores con que cuenta la factoría, mientras que la veintena aproximada que seguirá en su puesto lo hará "a sabiendas de que no va a durar más de una semana", que es el plazo para el que queda carga de trabajo.

Por ello, Ortega ha reclamado la concesión de financiación por parte de los bancos para poder "mantener a los clientes que quedan" y poder así "recuperar la actividad". "Estamos en sus manos", ha señalado, tras lo que ha informado de que este viernes el Banco Santander ha abierto su línea de descuento, tal como había ordenado el Juzgado.

Al hilo de esto, el presidente del Comité de Empresa ha anunciado la intención de los trabajadores de reunirse con el juez encargado de supervisar el proceso concursal de Metales Extruidos, así como con el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Valladolid, Alfredo Blanco, porque "unos y otros tienen algo que aportar".

Asimismo, ha criticado a los socios de la compañía, los cuales "han creado su fortuna" con el trabajo de sus empleados, que se han concentrado este viernes en la Plaza Mayor de Valladolid para rechazar el cierre de la planta.

Nuevas protestas

A esta protesta —en la que la plantilla de Metales Extruidos ha estado acompañada por la viceportavoz del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes de Castilla y León, Ana Redondo— seguirá, el próximo día 29, una nueva manifestación que partirá de la propia factoría y que se dirigirá hacia la sede de varios bancos, a los que reclamarán la liberalización de crédito.

Ortega ha reconocido el "pesimismo" existente entre los trabajadores, muchos de los cuales "han recogido sus cosas hoy sin la esperanza de volver", mientras que los que permanecen en su puesto de trabajo lo harán en un espacio "vacío" y en un entorno "muy deprimente".