Una olla a presión a punto de estallar. Eso es en lo que se ha convertido Mali para la comunidad internacional, especialmente para España y la UE. Un polvorín a las puertas de Europa que, si no se evita, puede hacer cumplir el sueño de Al Qaeda de tener un estado propio, y ello a solo 1.300 kilómetros de las Islas Canarias. La irrupción de grupos radicales islamistas en el norte de África ha desencadenado finalmente el conflicto bélico actual, de impredecibles consecuencias, según especialistas consultados por 20minutos.es.

De momento, solo Francia, auspiciada por la ONU y con el beneplácito del Consejo de Seguridad, ha desplegado sus tropas en el país africano para intentar frenar la ofensiva que hace días lanzaron los integrantes de los grupos rebeldes salafíes, una ramificación de Al Qaeda que pretende imponer la Ley Islámica mediante la fuerza. Por ahora, controlan el norte del país. Pero, ¿cuáles son los riesgos y los posibles escenarios futuros en esta guerra que podría 'eternizarse'? La sombra de Afganistán se cierne sobre el conflicto. Los expertos coinciden en que en Mali podría repetirse la situación afgana, donde un conflicto que lleva más de una década aún no ha llegado a su fin, y casi medio centenar de organizaciones militares no han podido hasta el día de hoy garantizar la paz en un territorio jaqueado por radicales islámicos.

"El conflicto en Mali conlleva enormes riesgos de cara al futuro. La sociedad no es consciente de la gravedad de la situación", opina Dolores Algora Weber, especialista en los estudios del mundo árabe islámico y en temas de seguridad y defensa internacional.

"Lo que ocurre en este país no es nuevo, viene gestándose desde hace tiempo. Las Fuerzas Armadas malienses se vieron superadas al enfrentarse a los tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA). En los últimos seis meses, los tuareg han sido desplazados por otros grupos radicales de índole diversa y más radical, que se han hecho con el control de la situación: Ansar al-Din, Al Qaeda en el Magreb Islámico y MUYAO, el Movimiento para la Unicidad y Yihad en África Occidental", comenta Algora. Desde junio de 2012, impusieron un sistema basado en una estricta interpretación de la 'sharía', la ley islámica.

El pasado 11 de enero, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió el "despliegue rápido" de la fuerza internacional de apoyo a Malí aprobada en diciembre pasado, ante los avances hacia el sur por parte de las fuerzas de Ansar Al Din. La petición tuvo respuesta inmediata de Francia. El país galo, según los especialistas, no sólo debe proteger a los 6.000 ciudadanos franceses que viven en Mali, sino que debe evitar una oleada de represalias contra sus compatriotas tanto en el continente africano como en suelo francés. Aún están frescos en la memoria, por ejemplo, los crímenes perpetrados en 2012 por Mohamed Merah, el asesino confeso de siete personas en la región de Toulouse, en nombre de Al Qaeda.

Hollande afirmó este miércoles que el despliegue de las tropas galas era "necesario, si no se hubiera hecho esto sería demasiado tarde y Mali habría caído en manos de los terroristas. Es una decisión necesaria y legítima adscrita a la legalidad internacional".

Según Algora, el futuro en Mali es incierto: "El Gobierno debe buscar una solución interna negociada con algún sector de los rebeldes tuareg, que por otra parte ofrecen una intensa resistencia armada. Francia se ha visto sorprendida de las capacidades armamentísticas de los rebeldes. La amenaza no es menor", afima. El caso de Mali puede tener paralelismos con Afganistán. Pero también muestra diferencias, por el contexto del Magreb. Lo de Mali puede ser una bomba de relojería para España y la UE, que no pueden permitirse una cuna de terrorismo internacional en esa zona", asegura Algora.

Considera que nuestro país no debe desatender esta situación. "España tiene enormes intereses en el Magreb. Y no sólo por una cuestión de cercanía geográfica (Mali está situado a 1.300 kilómetros de las Islas Canarias), sino porque no puede permitirse un Estado terrorista que desestabilice el norte de África, en una zona donde actúa el crimen organizado y el narcotráfico a escasos kilómetros de sus fronteras. Nuestra seguridad depende de ello. Además, la crisis humanitaria en la zona puede tener un enorme impacto", manifiesta. Ya hay medio millón de habitantes que han tenido que abandonar sus casas en Mali por el conflicto bélico.

José Luis Orella, profesor de Relaciones Internacionales e Historia Contemporánea de la Universidad CEU-San Pablo, explica el motivo de esa intervención rápida. "Mali, tras su independencia de Francia, ha pasado por momentos de turbulencia política y el fracaso de la economía dirigida por el Estado. En la actualidad se encuentra tutelada por Francia y países vecinos de la misma órbita, como Senegal y Costa de Marfil", comenta.

Justo Lacunza Balda, islamólogo y rector del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, admite que no es posible presagiar si el conflicto bélico puede dilatarse en el tiempo. "Pero hay muchos posibilidades de que esto se convierta en el 'Afganistán negro'. La ONU debe llevar adelante una actuación integral, para no correr el riesgo de ese otro país, donde decenas de organizaciones militares no han conseguido preservar la paz".

La "afganización" de Mali, precisamente, es el objetivo de los grupos salafistas que combaten por la liberación total de la vasta región desértica del norte del país. "Por la rigurosa observación de la ley islámica, ya se han cometido los primeros abusos: ejecuciones por lapidación, amputaciones de manos a ladrones...y otras vejaciones similares", subrayan las fuentes.

España analiza implicarse directamente en el conflcito. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha avanzado este miércoles que el Gobierno estudia el envío de un "avión de transporte de carácter estratégico" a Mali para apoyar la intervención militar francesa. Italia, por su parte, ofrecerá apoyo logístico, y Alemania aportará dos aviones para misiones de transporte.