Varios policías señalan que el acusado de matar a Amaranta Cueva afirmó: "Dejarla así, que está bien muerta"

Las compañeras de la víctima afirman que las discusiones eran constantes y que había agresiones mutuas

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Asturias ha acogido este martes la segunda sesión del juicio por el asesinato de Amaranta Cueva González, de 29 años. Una sesión en la que han testificado los agentes de la Policía que acudieron al domicilio de la víctima y que trasladaron al acusado Eduardo A.P.T., al Hospital San Agustín.

Los policías han coincidido en señalar que el acusado "realizaba comentarios despectivos mientras los sanitarios comprobaban el estado de la víctima, tales como dejarla así, está bien muerta, era una hija de puta, que le den por el culo".

Todos los agentes que han declarado han insistido en la "tranquilidad" que mostraba el acusado y han manifestado que "no había signos de que estuviese ni borracho ni drogado". Así han narrado como, a requerimiento de los camareros del bar el Desván acudieron al domicilio de Amaranta Cueva, donde fueron recibidos por su pareja y supuesto asesino.

Según los agentes Eduardo A.P.T. les abrió la puesta y sin oponer resistencia alguna les comunicó que su pareja "no se encontraba bien y estaba en la cama" por lo que les sugirió que "llamasen a una ambulancia". Los policías indicaron que el hombre estaba "en pantalón corto y llevaba unas zapatillas de mujer, y además tenía sangre en los pies".

Una vez en el dormitorio uno de los agentes comprobó que la mujer estaba muerta. Tanto este agente como el resto de los policías que estuvieron en la casa destacaron la "gran cantidad" de sangre que había en diferentes partes de la habitación, como paredes y techos y el estado que presentaba la víctima, con diversos golpes en la cara.

Fue mientras los sanitarios comprobaban el estado de la víctima cuando el acusado "hacía comentarios despectivos hacia su pareja y aseguraba que mejor la dejasen así que estaba bien muerta".

Una vez detenido los agentes trasladaron al acusado al Hospital San Agustín, momento en el que ofreció resistencia. Una vez en el cetro sanitario el hombre explicó a los agentes que había encontrado a su pareja "con otro hombre en la cama", lo que inició la discusión, en un momento de la cual afirmó que "le dio dos sopapos con los puños cerrados lo que provocó que cayese al suelo".

Les explicó además que "la subió a la cama para tratar de despertarla con agua". Los agentes aseguraron que el acusado "seguía tranquilo, con una actitud despectiva hacía su pareja, diciendo que todo le daba igual, que iría a la cárcel y luego saldría hecho un toro y con doble nacionalidad".

"La insultaba. Decía que Amaranta era una hija de puta y bromeaba como si no hubiese pasado nada", indicó uno de los agentes.

Amigos de la víctima

Además de los agentes, en esta sesión han testificado amigos y compañeras de la víctima del bar el Desván, entre ellas la camarera y el cliente que acudieron junto al acusado al domicilio de la fallecida y descubrieron su cadáver.

Los testigos indicaron que la madrugada del 13 de octubre el acusado llegó al bar "en estado nervioso y muy raro" y, tras pedir un móvil, quiso hablar con una de las camareras en el exterior del local. Allí le dijo que "había matado a Amaranta, que no respiraba y que estaba blanca".

"Repetía insistentemente la maté, la maté, no respira", explicó la camarera que decidió, junto a un cliente, acudir al domicilio de la víctima. Fue el supuesto asesino el que se encaminó delante a su casa, "sin ningún síntoma de estar desorientado ni borracho", una vez allí "abrió la puerta y mandó a los demás esperar fuera".

"Salió y nos dijo que estaba bien, que estaba acostada", explicó la camarera, que indicó que pidió verla y hablar con ella. Fue entonces cuando comprobaron que estaba "en la cama tapada, pero con sangre en la cara". Así, el cliente que les acompañó aseguró "que la llamó y la tocó comprobando que estaba muerta", por lo que salieron del domicilio en busca de ayuda.

Discusiones constantes

Todos los testigos han señalado además que las discusiones entre la pareja eran constantes, algo que también ha corroborado un vecino del edificio que "tras meses de llamadas a la policía" optó por ir a dormir a la vivienda de sus padres porque en su casa era "imposible ante el follón constante que se vivía en casa de la víctima".

Este vecino, que aseguró además que presenció una discusión en el portal, indicó que tenía "miedo y respeto al acusado, porque era una persona que le deba mal rollo".

Las compañeras y amigas de la víctima indicaron que Amaranta Cueva les había enseñado "moratones y golpes" que supuestamente recibió de su pareja, aunque aseguraron que las agresiones eran "recíprocas". la dueña del bar El Desván aseguró que la víctima llegó a darle unas llaves de su casa advirtiéndole de que "si tardaba dos días en aparecer fuese a su vivienda porque Eduardo era capaz de matarla cualquier día".

No obstante sus compañeras afirmaron que la víctima era "muy visceral" y decía "40 o 50 veces que lo quería dejar y luego que no".

Las acusaciones particulares piden 25 AÑOS

En la sesión, que se retomará mañana, las acusaciones particulares en nombre de la madre y de la abuela de la víctima argumentaron su posición y solicitaron 25 años de prisión, la pena máxima.

Por su parte, la Fiscalía y el abogado del Estado, que se persona en la causa por tratarse de un crimen de violencia de género, pidieron una condena de 19 años de cárcel, mientras que la defensa pide la libre absolución al sostener que no es el autor de los hechos y añadir que, llegada a acreditarse la autoría, deben tenerse en cuenta como atenuantes las sustancias consumidas.

Según las acusaciones, entre el 11 y el 13 de octubre se sucedieron diversos episodios violentos después de que el acusado conociera la intención de su entonces pareja sentimental, Amaranta Cueva, de poner fin a la relación. La joven fue golpeada en reiteradas ocasiones, fundamentalmente en la cara y en la cabeza, hasta morir. Así, sostienen que el acusado pretendía de manera consciente y deliberada, además de causarle la muerte, producirle un extraordinario y desmedido dolor, provocándole males innecesarios para acabar con su vida.

La Fiscalía considera los hechos constitutivos de un delito de asesinato con ensañamiento, con la agravante de parentesco, a lo que las acusaciones particulares añaden alevosía. Además de la pena de prisión, se pide que se condene al acusado al abono de las costas procesales y a indemnizar a la madre y a la abuela de la víctima.

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