China anuncia para este año el final de los controvertidos campos de reeducación

  • Así lo ha anunciado el nuevo máximo responsable de seguridad del Partido Comunista de China (PCCh).
  • Se trata de una de sus prácticas más criticadas por las organizaciones de derechos humanos.
  • Fueron establecidos en los primeros años del maoísmo y suelen ser utilizados como castigo contra detenidos sin juicio previo.
Policías paramilitares chinos juran ante la bandera del Partido Comunista Chino (PCC) velar por la seguridad del 18 Congreso Nacional del PCC en Hangzhou, China.
Policías paramilitares chinos juran ante la bandera del Partido Comunista Chino (PCC) velar por la seguridad del 18 Congreso Nacional del PCC en Hangzhou, China.
GTRES
Policías paramilitares chinos juran ante la bandera del Partido Comunista Chino (PCC) velar por la seguridad del 18 Congreso Nacional del PCC en Hangzhou, China.

El nuevo máximo responsable de seguridad del Partido Comunista de China (PCCh), Meng Jianzhu, ha anunciado este lunes que el régimen abandonará este año una de sus prácticas más criticadas por las organizaciones de derechos humanos, la de los "campos de reeducación".

Meng, responsable de la Comisión Política y Legislativa del Partido desde noviembre, hizo el anuncio en una reunión con responsables judiciales de todo el país celebrada este lunes, según señaló uno de los asistentes al diario South China Morning Post.

"El Comité Central ha decidido, después de varias investigaciones y tras aprobarse en el Congreso Nacional del Partido Comunista, que se dejará de usar este sistema de reeducación este año" dijo el funcionario que asistió a la reunión.

Los campos de reeducación ("laogai" en mandarín) fueron establecidos en los primeros años del maoísmo, y suelen ser utilizados como castigo contra detenidos sin juicio previo, por lo que fueron usados durante décadas contra disidentes y peticionarios. Implican mano de obra penal, o lo que en China se conoce como "reeducación mediante el trabajo".

Moderado optimismo

La organización Human Rights Watch (HRW), por su parte, ha manifestado un moderado optimismo ante el anuncio. "Si no es reemplazado por un sistema de detención administrativa similar, es un hecho muy significativo", aseguró el jefe de investigación de HRW en Asia, Nicholas Bequelin, quien señaló que en el propio régimen existe, desde hace tiempo, el consenso de que hay que terminar con esos campos.

"Abolir los campos de reeducación mediante el trabajo sería una mejora en derechos humanos sin discusión, aunque aún no está claro si eso es realmente lo que el Gobierno quiere hacer", advirtió Bequelin, señalando que quizá lo que Pekín pretende es maquillar el sistema para hacerlo más aceptable dentro y fuera del país.

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