«¡No se acostumbra uno!», sentencia Rosa Mª González, que coge el metro dos veces por semana. Tal es la pérdida de tiempo que Ruper, que vive en Sant Andreu y que debe hacer el transbordo de la L1 a la L5 para ir a Horta, muchas veces opta por ir caminando de Sagrera a casa.
Una vez superada la carrera de obstáculos llega la hora de subirse al vagón. Y el servicio que ofrece la L5 también despierta filias y fobias. «El día que va, funciona perfecto, pero a la que hay una incidencia...».
Esta es la impresión de Roser Garcia que se queja de que es una línea con muchas incidencias. Ella usa la L5 para ir al gimnasio y cuando se para en Diagonal no le supone un grave problema pero su nieto, dice, ha llegado tarde a más de un examen. Algo que conoce muy bien Víctor Prado. Sale con antelación de casa y aún así llega tarde a la universidad no sólo por las incidencias, sino también porque «para demasiado rato en las paradas», lamenta.
El cambio generacional que está sufriendo la línea, con trenes muy viejos y también de los más nuevos, hace que su servicio sólo recoja estas dos valoraciones: «O funciona muy bien o lo hace muy mal».
L5 del metro (datos básicos)
Longitud de la línea: Recorre 16,6 kilómetros que atraviesan Barcelona y llegan hasta Cornellà de Llobregat. Estaciones: 23. Trenes en línea en hora punta: 26 (la línea que más tiene).
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