Carrión de los Condes, asomados al Camino de Santiago

  • Está fronteriza entre la frondosa vega del río Carrión y la meseta castellana.
  • Su puente sobre el Carrión, el hospital de peregrinos y el monasterio de Zoilo son los atractivos turísticos más significativos de la villa.
  • Alrededor, tesoros románicos: desde Villarmentero de Campos a Frómista.
El río Carrión y al fondo la Ermita de Nuestra Señora de Belén.
El río Carrión y al fondo la Ermita de Nuestra Señora de Belén.
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El río Carrión y al fondo la Ermita de Nuestra Señora de Belén.

Pocos turistas saben antes de llegar a Carrión de los Condes que adentrarse en esta villa significa sumergirse en una tierra de posición fronteriza entre la frondosa vega del río Carrión y la meseta castellana. Su emplazamiento es significativo, pero no solamente a nivel geológico; también supuso un hito estratégico durante la Edad Media, debido al Camino de Santiago, que atraviesa la ciudad de este a oeste, dejando a su paso un importante legado arquitectónico. Este hecho trajo consigo que la villa fuera escenario de concilios y asambleas, lo que acabó por convertirla en el importante núcleo comercial, jurisdiccional y económico que es actualmente.

La existencia de esta población se remonta, según evidencias arqueológicas, a la época celtíbera. Durante la romana, la población fue denominada Lacóbrica, y siglos más tarde fue la iglesia de Santa María (de finales del s. XI) la que dio nombre a la villa. Fue en este periodo cuando la localidad vivió su momento de mayor plenitud: el conde Gómez Díaz, cercano al rey Fernando I de Castilla, la regía; mandó construir el puente que hoy se levanta sobre el río Carrión (reformado en el s. XVI), un hospital para peregrinos y dio también vida al monasterio de Zoilo.

Dichas construcciones se han convertido en los atractivos turísticos más significativos de la villa. Junto a ellos, el monasterio de Santa Clara, uno de los conventos de monjas clarisas más antiguos de España (1225), y las iglesias de Santiago, San Julián, San Andrés y Santa María de Belén, repartidas por la localidad y exponentes máximos (las dos primeras) del románico palentino.

Recorrer los alrededores de Carrión de los Condes remata el inconfundible sabor medieval que tiene esta villa. Una buena forma de no perderse ninguno de los tesoros románicos que la zona acoge es seguiendo la ruta marcada por el propio Camino de Santiago, en sentido inverso, visitando Villarmentero de Campos, Revenga de Campos, Población de Campos o, incluso, la propia Frómista, a unos 19 kilómetros.

La importancia de la ruta jacobea a su paso por Carrión no sólo es palpable en el número de peregrinos que transita por las calles de la villa, sobre todo en época estival; ni en el legado arquitectónico que, gracias a ella, se ha desarrollado en toda la comarca; también ha dejado a su paso beneficiosas costumbres, como la Feria de turismo y artesanía del Camino de Santiago que se realiza anualmente en agosto y ha llegado a recibir 20.000 visitantes  en su última edición.

Ésta, cita indiscutible en la agenda turística palentina, ofrece a peregrinos, residentes y turistas un mercado medieval, artesanía y gastronomía típica, exposiciones, demostraciones de cetrería, luchas de caballeros, gastronomía, lanzamientos de lanzas y carreras de cintas, entre otras actividades.

La mano ausente

Considerada gran ejemplo de influencia grecolatina en arquitectura románica, la fachada de la iglesia de Santiago conserva un magnífico friso en el que se representa a Cristo y los apóstoles. En su parte central, el pantocrátor, con los evangelios en la mano izquierda y  la que fue señal de bendición en su desaparecida mano derecha.

Algunas pistas

  • Dónde comer: Restaurante Las Vigas; asador El Doblón.
  • Dónde dormir: Hotel Real Monasterio de San Zoilo; hospedería Albe;albergue de peregrinos del Real Monasterio de Santa Clara.
  • Fiestas: San Zoilo (junio); Corpus Christi; Santiago Apóstol (25 julio); Feria de turismo y artesanía (agosto).
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