Hugo Silva: "El miedo es un error. Cuando uno actúa con miedo, siempre se equivoca"

El actor Hugo Silva posa para el número de enero de 'el mensual' de 20 minutos.
El actor Hugo Silva posa para el número de enero de 'el mensual' de 20 minutos.
JORGE PARÍS
El actor Hugo Silva posa para el número de enero de 'el mensual' de 20 minutos.

La verdad: desde fuera, parece sencillo ser Hugo Silva. Rodeados de malas noticias y de rostros preocupados, un actor como él parece el ser más envidiable del mundo: alto, fuerte, guapo y con trabajo, cualquiera se metería en su pellejo. Sin embargo, también tiene sus preocupaciones: algún buen amigo en paro, las idas y venidas sentimentales que puede experimentar cualquiera y, por supuesto, la incertidumbre de ver cómo reciben público y crítica su última película, El cuerpo, que se estrena ahora.

Dirigida por el debutante Oriol Paulo, guionista de la exitosa Los ojos de Julia, El cuerpo es un thriller con bastantes elementos clásicos: una muerte en circunstancias extrañas, una historia de amor e infidelidad y un policía empeñado en conocer la verdad. También, claro, un sospechoso: un joven y oscuro químico acusado de asesinar a su adinerada esposa. Un papel en el que uno no esperaría encontrar a un galán como Hugo Silva que, sin embargo, lo defiende con uñas y dientes. ¿Que si está a la altura? La respuesta, por supuesto, la tiene cada espectador que acuda a ver la película.

Estrena El cuerpo, donde encarna a un personaje muy alejado de sus registros habituales. ¿Cómo se sintió en la piel de un individuo tan gris?

Es, seguro, el papel más complicado que he hecho en mi vida... Tiene una personalidad muy distinta a la mía, le pasan cosas muy fuertes, pero pese a nuestras diferencias, he logrado empatizar mucho con él. El proceso de ensayo fue largo, cuidadoso y meticuloso, pero muy bueno. Y luego, claro, está el hecho de tener como compañeros de rodaje a actores como José Coronado, Belén Rueda o Aura Garrido, que facilitan mucho las cosas.

¿Cómo le llegó el papel?

Primero me llamó Belén Rueda, que encarna en la película a mi esposa, hablándome del proyecto. Luego me llegó el guión, y me encantó... Era potente e inteligente, lleno de sorpresas. Tras aceptar tuve que hacer una prueba con Coronado, ensayar una de las secuencias más difíciles de la historia, y creo que funcionamos bien... La película es buena. Sobre todo, me encantan los personajes, llenos de interrogantes y con un pasado sombrío.

Un pasado sombrío... Una de esas cosas que gustan a todo actor.

¡A mí me encanta! Trabajar el pasado de tu personaje no deja de ser parte del proceso creativo, algo que me divierte mucho. Durante toda mi vida he estado escribiendo en un cuaderno cosas que se me iban ocurriendo sobre la vida de cada uno de mis personajes. Cómo fue su niñez, qué les gusta y qué odian de la vida... La verdad, lo hago sobre todo para divertirme, porque a veces luego ni lo he usado.

Así que le gusta escribir.

Sí, pero no escribo mucho... Tengo terminado el guión de un par de cortos, pero todavía no he podido rodarlos. Respecto a escribir, es muy complicado, por eso hay una carrera que se llama Dramaturgia... Hay que trabajar mucho y aprender más.

Volviendo a la actuación... ¿Cómo se mete alguien como usted, que parece llevar una buena vida, en un personaje como el de El cuerpo?

Para empezar, el guión estaba tan bien escrito que el personaje era muy creíble. Cuando un guión está bien escrito todo fluye, y el actor aprende y asimila muy rápidamente sus líneas. Así que el proceso creativo fue lúdico, pero el ejecutarlo siempre es algo más complicado... Tuve que trabajar cosas mías, personales, y extrapolarlas al personaje. Eso era lo más difícil. Porque el personaje vive una situación de enorme ansiedad, se adentra en un mundo laberíntico, muy complicado y oscuro, pero él conserva cierta luz. Le defino así, como un tipo luminoso en un mundo oscuro y complejo.

Será alguien luminoso, pero algo raro debe tener cuando le acusan, con algo de razón, de asesinar a su esposa.

Sí, pero todo lo hace por amor. Es el único personaje de la película que se mueve por amor, que no actúa por egoísmo. Por supuesto, se equivoca, porque no es fácil manejarse en la cueva del lobo en la que se ha metido.

¿Cómo vive esos personajes?

No sé explicarte... Con el de El cuerpo, en concreto, conecté enseguida. Me arrastró a su mundo. No me suele pasar, y es algo jodido, pero aquí sí que me pasó. Al personaje siempre hay que comprenderlo, de acuerdo, pero nuestro trabajo más importante como actores es conectar con nuestros personajes, empatizar con ellos, descubrir que, por muy distintos que sean a nosotros, algo de su esencia tiene que sernos común.

Ser actor: suena bonito, ¿no?

Es lo más bonito del mundo, pero te tiene que gustar. Si te da igual, si lo haces por hacer algo... Es demasiado sacrificado. Ojo: no hablo de echarle más o menos horas, o madrugar, porque eso es lo de menos. El sacrificio es conseguir comprometerte de verdad con tu personaje y con la historia. Ese es el pasito fundamental: estar durante un tiempo, lo que duran los ensayos y el rodaje, pensando sólo en tu personaje. Identificarlo con todo lo que pasa a tu alrededor, buscarlo en las caras de los que te rodean. ¿Que si llega a ser una obsesión? No sé si llamarlo así, porque me encanta, creo que me enriquece y me hace vivir más.

¿Qué se aprende de la vida actuando?

Muchísimo. Creo que los actores mayores, los que han trabajado mucho, son grandes sabios. Por supuesto, no lo digo por mí, que todavía estoy empezando, sino por gente como Juan Diego o Fernando Fernán-Gómez. Han investigado tanto a los seres humanos, tienen tal empatía con el resto de las personas, que pueden llegar a comprender a cualquiera que se les ponga delante. Eso, creo, se lo deben a la actuación.

Quizá, en un futuro, Silva sea otro de esos actores veteranos y sabios. De momento no hay duda, es un actor muy conocido: en varias ocasiones la conversación se ve interrumpida por gente que se acerca a saludarle. La charla transcurre en un conocido bar del centro de Madrid, cerca de la casa de Silva, y su presencia no pasa desapercibida: un chico, algo descontrolado, le enumera qué películas suyas le gustan y cuáles le parecen "una chusta". Varias jóvenes que no pueden disimular su entusiasmo se acercan para pedirle hacerse una foto con él o, simplemente, darle un beso. A todos, quieran lo que quieran, Silva les contesta con naturalidad y cortesía.

De no ser actor... ¿A qué se dedicaría?

Solo pensarlo me da miedo... Supongo que haría algo que no tuviera nada que ver, y que viviría de otra manera la vida. Pero no quiero dejar de actuar nunca. No me cansa.

¿Es algo vocacional? ¿Sabía, desde niño, que algún día sería actor?

¡Totalmente! Desde pequeñito quería hacer películas, siempre lo pensé. Veía una película el domingo y me pasaba toda la semana siguiente representando a uno de sus personajes. Sencillamente, me creía que era él. Me pasaba siempre.

¿Y sus padres? ¿Qué decían?

Mi madre siempre supo que sería actor. Lo sabía. La verdad es que los dos me han animado siempre, me han apoyado en todo lo que han podido dentro de sus posibilidades.

¿No les daba miedo que no lo consiguiera? Hay muchos actores, pero que vivan de ello...

Sabían que era un trabajo complicado, pero creo que todos lo son. Lo más complicado para mí es dedicarte a algo que no te gusta. Tener una pasión es una suerte,  y poder vivir de ella... Es cojonudo. Hay gente que no tiene pasión por su trabajo y que vive feliz, pero poder vivir de tu pasión es una satisfacción enorme.

¿Por qué cree que usted, precisamente, lo ha conseguido? ¿Ha tenido más suerte, talento o ha hecho más esfuerzo que otros?

No me lo planteo... Sé que, desde la primera vez que pisé un plató, pensé que era muy fuerte pero que era lo normal. Quizá suene prepotente, pero sentí que realmente eso era lo mío, lo que tenía que hacer, lo natural. Claro que me lo he currado, como muchos. Es lo normal. Pero que te llame Pedro Almodóvar, como acaba de pasarme, para actuar en su próxima película, Los amantes pasajeros... No es normal. Es alucinante. Pero supongo que me tocaba.

Suena bien, eso de ser 'chico Almodóvar'.

Sí, pero no lo vivo como una cumbre, ni como síntoma de haber llegado a nada... Es un subidón, eso sí, algo inesperado que ahora me ha tocado.

¿Qué sintió cuando se hizo famoso?

En mi caso, todo explotó con Los hombres de Paco, y lo llevé bien. ¿Que cómo vivo el éxito? El éxito es algo muy relativo... Fernán-Gómez decía que el éxito son sensaciones, que no consiste en que la gente te conozca sino en una satisfacción personal. Yo conocí el éxito cuando entré en la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Luego llegó el boom, pero ya entrar en la escuela me parecía un éxito.

¿Y ahora? ¿Cuál es su mayor triunfo?

Tener ofertas y disponer del tiempo suficiente para trabajar bien mis personajes. El hecho de poder hacer películas, que era lo que yo quería, es un triunfo. Experimentar, vivir diferentes procesos... La verdad, estoy feliz.

¿No siente que, muchas veces, el hecho de ser guapo juega en su contra?

No... Lo de que me consideren guapo es una cuestión de mercado, no forma parte de mi trabajo. Creo que cualquier peculiaridad que tenga un actor, sea física o psicológica, puede venirle bien para conseguir ciertos trabajos, y eso es una peculiaridad. Ser guapo puede venir bien, puede jugar a tu favor, pero no es más que eso, un factor, que hay que saber gestionar y canalizar de la mejor manera posible.

¿No molesta, por ejemplo, estar tumbado en la playa con alguna chica y que, una semana después, salgan fotos de los dos en una revista?

Es algo con lo que se aprende a vivir. Al principio, desde luego, es chocante, impactante, pero con el tiempo aprendes a vivirlo con naturalidad. Si tuviera que preocuparme de todo lo que dicen de mí... me volvería loco. Así que paso olímpicamente, solo me importa lo que piensa de mí la gente que me quiere.

La gente que le quiere como, por ejemplo, sus amigos de toda la vida. Estarán orgullosos de ser colegas de Hugo Silva.

Como siempre, como lo habrán estado toda la vida. Yo también estoy orgulloso de ellos, aunque no salgan en la televisión o en las revistas, aunque no sean eso que se llama "famosos". Estoy orgulloso de cómo son, de cómo trabajan, y me preocupa si las cosas les van mejor o peor, les intento animar para que hagan las cosas que les apasionan... ¡Para eso son mis colegas de toda la vida!

Tal y como están las cosas, ¿no se siente afortunado por poder trabajar, y encima estar bien pagado?

¡Pues claro! Todo, no solo el cine, está en peligro. La situación es muy complicada, pero lo más triste es que haya tanta gente que piense que la cultura es un lujo innecesario. Me da mucha pena porque, en mi opinión, la cultura es tan necesaria como la investigación o la educación... Para mí, un país sin cultura, sin investigación o sin educación se convierte en un lugar muy peligroso, porque es básico que la gente se cultive, que piense con libertad, y para eso necesita formarse. La cultura es lo que hace humana a la sociedad... Si no existe la cultura nos convertimos en robots, en máquinas diseñadas solo para producir. Eso sería un error muy triste y peligroso.

La oposición a la guerra de Irak, el apoyo de un sector a Zapatero... ¿Cree que todo eso ha provocado un espíritu de revancha contra el cine, que ahora se le intenten pasar facturas?

No. Creo que las decisiones actuales no son solo contra el cine, sino contra la cultura, y son corrientes que van y vienen. Las revanchas son entre personas, pero los que ahora mandan no mandarán dentro de unos años... Es ley de vida. Lo que me preocupa, y lo digo con orgullo, es que desde el extranjero nos ven con mucho talento, y me da pena que ese talento no se aproveche. Mira los franceses... ¡Cuidan la cultura porque saben que también puede ser un negocio! ¿Que el cine no es rentable? ¡Mira a los americanos, que lo exportan de forma salvaje, que lo consideran una de sus industrias más importantes! El cine es un lenguaje común, universal, que consume todo el mundo y que está lleno de posibilidades. Hay que ser muy inepto para no verlo y aprovecharlo.

Pero luego... Dicen que la gente, en España, va cada vez menos al cine.

Yo creo que, últimamente, sí que va. Mira tres películas como Las aventuras de Tadeo Jones, Blancanieves o Lo imposible... ¿Cómo que la gente no va a ver cine español? ¡Pero si ha ido un montón de gente a verlas! Hay que confiar en nuestro talento porque está ahí, esperando que confiemos y apostemos por él. El año pasado, el cine español recaudó más dentro que fuera de España. Es un hecho real, lo dicen las cifras. Por eso me pregunto, ¿por qué no lo apoyamos más, por qué no lo defendemos con más fuerza? Mira la fuerza con la que defendemos a nuestros deportistas... ¿Por qué no hacemos lo mismo con nuestro cine?

¿Saldremos de esta crisis?

Sí, porque antes hemos logrado salir de cosas todavía peores. Por supuesto, es un momento muy duro, el peor desde hace mucho tiempo, pero saldremos adelante. Prefiero pensar eso, ser optimista, porque lo contrario no serviría para nada.

A lo mejor eso es lo que algunos quieren, que bajemos los brazos, que caigamos en el pesimismo total, en el miedo.

El miedo es un error. Cuando uno actúa con miedo siempre se equivoca. Así que esa es la única salida: quitarnos el miedo. Sé que la gente está muy desanimada, y les entiendo, porque vemos cada día cosas muy fuertes... Pero tenemos que afrontar esta crisis con la cara muy alta, y dando lo mejor que tenemos.

Después de El cuerpo, ¿dónde le veremos?

Estoy rodando la próxima película de Álex de la Iglesia, Las brujas de Zugarramurdi. Encarno al protagonista, al descerebrado líder de una banda de atracadores muy particulares. Como podrás imaginarte, todo es muy particular, porque así es el universo de Álex de la Iglesia... Es una comedia muy suya, la obra de un autor de verdad, de un artista, de un tipo muy inteligente con una ironía mordaz y un sentido del humor salvaje.

Una carrera siempre en ascenso

"El 10 de mayo de 1977 nace en Madrid Rafael Hugo Fernández Silva, más conocido como Hugo Silva. Empieza a trabajar como electricista, pero impulsado por su madre, que ve que no es feliz, decide intentar conseguir su verdadero sueño... ser actor". Este es el primer párrafo de su biografía en su página web, que explica su inmersión en el mundo de la imagen. Rondando la veintena, Hugo Silva empieza a hacer pinitos en televisión y se da a conocer en Al salir de clase. Pero es en 2005 cuando le llega la gran oportunidad con su papel del subinspector de policía Lucas Fernández en Los hombres de Paco. A partir de ahí, va subiendo y subiendo, cada vez más alto: Mentiras y gordas, Agallas, Que se mueran los feos, El sexo de los ángeles, Lo contrario al amor... Y ahora, La brujas de Zugarramurdi, con Álex de la Iglesia. Y después, Los amantes pasajeros, con Almodóvar.

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