Primera retrospectiva tras la muerte de Mike Kelley, un cáustico cronista del malestar

  • El museo Stedelijk de Ámsterdam reúne una antología de la obra de uno de los creadores visuales más influyentes del útimo cuarto de siglo.
  • El artista, que empleaba todos los soportes, ejerció una crítica irrevente y humorística a la cultura contemporánea y colaboró con grupos como Sonic Youth.
  • Kelley se suicidó hace un año durante un episodio de depresión.
El 'ser animal' frente al 'amigo de los animales', obra en fieltro de Mike Kelley que ironiza sobre la obsesión de los defensores de los animales
El 'ser animal' frente al 'amigo de los animales', obra en fieltro de Mike Kelley que ironiza sobre la obsesión de los defensores de los animales
The Schyl Collection, Malmö Kontshall / Photo: Helene Toresdotter / Courtesy Mike Kelley Foundation for the Arts
El 'ser animal' frente al 'amigo de los animales', obra en fieltro de Mike Kelley que ironiza sobre la obsesión de los defensores de los animales

A Mike Kelley se cansaron de apludirle en todos los museos de arte contemporáneo del mundo, del que era asiduo, pero él se cansó de los aplausos. Poco antes de suicidarse en enero de 2012, a los 57 años, dijo a un amigo que estaba muy cansado de la mercantilización del arte y que si volviera a nacer jamás se le ocurriría volver a repetir el camino que recorriói. "El arte está dominado por las corporaciones, como el mundo", explicó.

Considerado como uno de los creadores más importantes del último cuarto de siglo, Kelley nació en un suburbio de la durísima Detroit (EE UU) y en el seno de una familia de obreros: el padre era empleado de mantenimiento y la madre cocinera en una de megafactorías automovilísticas que dieron sobrenombre al lugar: Motor City. El artista nunca perdió la conciencia de clase y procedencia.

Comprada por el Pompidou, el MoMA, el MOCA...

El Museo Stedelijk, de Ámsterdam (Holanda), inauguró el pasado 15 de diciembre Mike Kelley, la primera retrospectiva del artista tras su muerte. La muestra estará en la capital holandesa hasta el 1 de abril de 2013. Dado el tremendo gancho del artista, ya ha sido comprada por museos de ambos lados del Atlántico. Entre el 2 de mayo y el 5 de agoto estará en el Centro Pompidou de París, del 7 de octubre al 5 de enero de 2014 en el MoMA de Nueva York y, en fechas sin precisar entre ambas paradas, irá al MOCA de Los Ángeles.

Con dos centenares de obras, la exposición permitirá una visión en profundidad de la obra de un creador que empezó en la música —era miembro, junto con el también artista Jim Shaw, de la banda propopunk Destroy All Monsters (1973-1985), citada por Iggy Pop y Sonic Youth como una influencia  decisiva por su carácter pionero— y terminó utilizando cuanto medio tenía a su alcance para realizar un diagnóstico sin contemplaciones ni medias tintas sobre la cultura basura de los EE UU y el malestar social y existencial de la juventud.

"Relaciones de clase, sexualidad, recuerdos reprimidos..."

Establecido en Los Angeles desde mediados de los años setenta, Kelley firmó dibujos sobre papel, hizo esculturas, protagonizó performances, compuso música, realizó vídeo instalaciones, pintó e hizo fotos para explorar, según dicen los organizadores de la retrospectiva, "las relaciones de clase, la sexualidad, los recuerdos reprimidos, los sistemas de creencias religiosas, la trascendencia y la política postpunk". Lo hizo, añaden, con "inteligencia incisiva, crítica y abundante humor autocrítico".

Cuando los visitantes se mueven a través de la cronología "se hace evidente que el arte de Kelley no se desarrolló a lo largo de una línea recta. En su lugar, volvió una y otra vez a ciertos temas subyacentes, recuerdos enterrados de la infancia, disyunciones entre las estructuras personales y sociales, la ruptura entre lo sagrado y lo profano". Desde el museo comparan las potentes metáforas visuales del artista con aquello que la sociedad desea "esconder debajo de la alfombra".

Reciclador compulso y cáustico crítico de la cultura pop estadounidense —el superhéroe de cómic Supermán era un continuado referente al que acudía—, Kelley fue definido como el único artista capaz de convertir en sexy un muñeco roto encontrado en la basura, pero también como un reflexivo teórico de la impureza esencial de la existencia. Sus trabajos con objetos localizados al azar, muñecas rotas (More Love Hours Than Can Ever Be Repaid), montajes para el grupo Sonic Youth o vídeos sobre violencia doméstica a partir de los dibujos de la serie Heidi son duros pero emotivos.

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