La mala racha del cine español ha sido arrasada por un tsunami, el de Juan Antonio Bayona y su filme Lo imposible, que ha hecho honor a su nombre y ha pulverizado récords con 40 millones de euros recaudados, coronando un año en el que también han triunfado Las aventuras de Tadeo Jones, Grupo 7 o Tengo ganas de ti.

Muchos complejos se han superado este año en el cine español. Con Lo imposible, la película con el mejor debut en taquilla de la historia del cine en España hasta ese momento, se han roto varias barreras: no sólo la de atraer a estrellas como Naomi Watts y Ewan McGregor para su reparto, sino porque su factura técnica, realizada con equipo local, ha hecho palidecer al mismísimo Hollywood.

La sabiduría audiovisual del director de El orfanato y su apuesta por recrear una Tailandia ahogada por la catástrofe en los estudios de Ciudad de la Luz de Alicante han obrado el milagro junto con el guión de Sergio G. Sánchez.

Gracias a todo ello, el público español ha convertido esta película en su favorita de 2012, con más espectadores que el mismísimo Titanic y por encima de otros éxitos del año como Los vengadores o Intocable.

Con los Óscar sonando para algunos de sus actores, quizá incluso para el propio Bayona, Lo imposible se prepara para hacer las Américas en Navidad, fecha reservada para las películas que huelen a premio.

La ola gigantesca no ha ocultado, no obstante, otros éxitos del cine español en este 2012. Una propuesta más humilde como la cinta de animación Las aventuras de Tadeo Jones, de Enrique Gato, se ha convertido en lo que los americanos llamarían un sleeper, pero que en español se ha llamado siempre un éxito sorpresa.

Cuatro semanas en el número uno con una historia con ecos de Indiana Jones y 17,7 millones de euros recaudados, han demostrado la posibilidad de esa animación española que en formato televisivo triunfa en todo el mundo y puede tener también su nicho en la industria cinematográfica, apoyada además por las voces de Óscar Barberán o Michelle Jenner.

Y para adolescentes, España también se ha demostrado a sí misma que tiene su propio star system capaz de generar oleadas de fans ansiosas por pagar la entrada de cine. Tengo ganas de ti, con Mario Casas luciendo pectorales y partiendo corazones gracias al texto de Federico Moccia, ha repetido el éxito de A tres metros sobre el cielo y ha amasado 12 millones de euros.

Además, la película conseguía el éxito en Rusia, algo parecido a lo que le pasaba a Copito de Nieve, que ocupaba los primeros puestos de Polonia.

Pero si España se mira en el espejo de Hollywood, Hollywood también se mira en el de España. Así, Rodrigo Cortés ha congregado bajo el hipnótico parpadeo de sus Luces rojas a Sigourney Weaver, Robert de Niro y Cillian Murphy, que presentaron la cinta en Sundance y la convirtieron en la cuarta película española más vista del año, aunque con críticas divididas.

Mientras, Sevilla se transformaba en un lugar de persecuciones, tiroteos y acción frenética gracias a Alberto Rodríguez y su Grupo 7, aunque para el Óscar se eligió una Andalucía más poética, la que muestra Pablo Berger en Blancanieves, cuento silente con una madrastra de lujo, Maribel Verdú, que nada tiene que envidiar a The Artist.

Comedias gamberras con cierto aroma de cine de culto de los ochenta, como Promoción fantasma, el terror de (Rec)3 Génesis o Fin e incluso películas de golpes maestros como Los Pelayo han demostrado más que nunca la diversidad del cine español, que incluso puede parecerse al mejor cine francés (e incluso robarle a sus mitos y utilizar su idioma) en El artista y la modelo.

Un Fernando Trueba en plena forma cantaba al arte en esta película con la que ganó la Concha de Plata en San Sebastián, apoyado por las interpretaciones de Jean Rochefort, Claudia Cardinale y Aida Folch, mientras que en el mismo certamen donostiarra ganaba el premio al mejor actor José Sacristán, por una muestra de cine minoritario de Javier Rebollo titulada El muerto y ser feliz.

Eso sí, en 2012 el cine español ha sufrido grandes pérdidas. No tanto económicas como humanas, pues se quedaba huérfano de José Luis Borau, Juan Luis Galiardo, Tony Leblanc y Sancho Gracia, entre otros.