Son los niveles de insulina los que causan obesidad, no al revés

  • Según la Universidad de Columbia Británica, altos niveles de insulina engordan.
  • Al comer mucho, la obesidad puede crecer por tener niveles elevados de insulina.
  • A largo plazo la insulina en diabéticos tiende a provocar un aumento de peso.
La mala alimentación genera obesidad y ésta puede acabar en diabetes.
La mala alimentación genera obesidad y ésta puede acabar en diabetes.
FLICKR/tony.evans
La mala alimentación genera obesidad y ésta puede acabar en diabetes.

Hasta ahora se ha creído que el aumento de insulina es una consecuencia secundaria de la obesidad. Pero un nuevo estudio acaba de desafiar esta opinión y ha alterado el orden de los factores. Cuando comemos demasiado, la obesidad puede desarrollarse como resultado de tener niveles crónicamente elevados de insulina y no al revés.

La investigación de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver (Canadá) ha mostrado que los animales con insulina persistentemente inferior se mantienen en forma incluso cuando ingieren algo con un alto contenido de grasa. Los resultados son la primera evidencia directa en mamíferos de que la insulina circulante maneja la obesidad, destacan los autores del estudio.

Los resultados, publicados en Cell Metabolism, también son consistentes con estudios clínicos que demuestran que a largo plazo el uso de insulina en personas con diabetes tiende a provocar un aumento de peso. "Esto no significa que la gente deba dejar de tomar insulina. Hay matices y gamas en las que los niveles de insulina son óptimos", explica el investigador James Johnson.

Los científicos aprovecharon una peculiaridad genética en ratones que tienen dos genes de insulina: insulina1, que aparece principalmente en el páncreas, e insulina2, que está en el cerebro y el páncreas. Al eliminar insulina2 por completo y variando el número de copias buenas de insulina1, los investigadores produjeron ratones que variaban sólo en sus niveles de insulina en sangre en ayunas.

Cuando ingieren alimentos altos en grasa, aquellos con una copia de insulina1 e insulina más baja en ayunas estaban completamente protegidos de la obesidad incluso sin ninguna pérdida de apetito. Estos ratones también disfrutaron de menores niveles de inflamación y menos grasa en sus hígados, según revela la investigación.

Los autores reconocen que no está claro por el momento qué pueden significar estos hallazgos en la práctica clínica pero consideran que se ha demostrado que los fármacos diseñados para bloquear la insulina tienen efectos secundarios no deseados.

"Hay maneras de comer, como la dieta que mantiene los niveles de insulina más baja o permite que los niveles de insulina vuelvan a una base saludable todos los días", concluye Johnson, desechando, por ejemplo, comer bocadillos constantemente.

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