"Los sirios desplazados sienten una profunda conexión con los sucesos que se están desarrollando en su país. Cada día trae noticias sobre la muerte otro amigo o miembro de la familia y se sienten silenciados e inmóviles, incapaces de emprender ninguna acción para provocar un cambio notable o ayudar", dicen desde la galería Ayyam de Dubai. El centro de arte expone hasta el 31 de diciembre Syria, un conjunto de obras e instalaciones movidas por el dolor del artista emergente sirio Tammam Azzam (Damasco, 1980).
Con el ánimo de arrojar luz sobre la tragedia de su país, los trabajos de Azzam están dominados por la destrucción y la violencia. La silueta de un niño sujetando un manojo de bombas que flotan como globos de helio, el tablero de ajedrez con peones tirados sobre una mancha de sangre: cada obra enfrenta al espectador con un lenguaje contundente y es una reflexión sobre diferentes momentos y aspectos del conflicto, que comenzó enfrentando al régimen sirio de Bachar Al Asad con los rebeldes y ha desembocado en una guerra civil.
En el centro de la exposición está la obra de gran formato que representa el mapa de Siria hecho a partir de una gran salpicadura de pintura roja. El cuadro ensangrentado no solo es un reflejo de la masacre de civiles, sino una denuncia a la inactividad internacional. "Ese mapa nunca ha significado nada para mí hasta ahora. Ahora, de repente, es una nación redescubierta", dice el artista, que nunca pudo imaginar el estado actual de su país. Azzam añade a sus observaciones descarnadas mapas quemados, cayéndose a pedazos y atravesados por agujeros de bala, acompañados a veces por el logotipo de la ONU, también rojo en lugar de azul.
Incapaz de llevar un arma
Las últimas cifras de víctimas en Siria que proporciona la ONU hablan de cerca de 40.000 muertos y más de 200.000 refugiados. La opacidad del conflicto no permite datos oficiales, pero sí hay constancia de que el número de civiles fallecidos se ha incrementado dramáticamente en estos primeros días de diciembre.
Se siente incapaz de llevar un arma y mucho menos dispararla, pero al mismo tiempo ve justificada la rebelión contra el régimen por los "niveles de opresión" que se estaban alcanzando en Siria. Inició esta serie de trabajos hace casi un año, cuando empezó a gestarse el conflicto en su país y huyó por miedo a ser reclutado como reservista del ejército sirio, acusado ahora por la oposición de cometer atrocidades a lo largo del país. Desde lejos, Azzam pone el grito en el cielo con el conjunto de sus obras dominadas irremediablemente por el rojo y el negro.
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