Ian McKellen: "El mundo mejorará y volverá a empeorar, siempre está cambiando"

El actor caracterizado como Gandalf.
El actor caracterizado como Gandalf.
ARCHIVO
El actor caracterizado como Gandalf.

La fecha está marcada en muchos calendarios: el viernes 14 de diciembre se estrena en todo el mundo El Hobbit: un viaje inesperado, quizá la película más esperada de 2012. Nueve años después de El retorno del rey, la última entrega de la trilogía de El Señor de los Anillos, Peter Jackson regresa al universo de J. R. R. Tolkien adaptando El Hobbit, un proyecto previsto inicialmente para Guillermo del Toro, plagado de dificultades y que estuvo a punto de cancelarse varias veces. Finalmente, la película (una épica superproducción en tres dimensiones y de casi dos horas y media de metraje) será la primera entrega de otra trilogía en la que, por supuesto, estará Ian McKellen, que como en El Señor de los Anillos encarnará a Gandalf.

Al otro lado del teléfono, el actor británico parece muy relajado. La entrevista se ha retrasado dos horas por motivos de agenda, pero McKellen no tiene pereza de seguir hablando, aunque sí se muestra algo despistado. Durante la charla interrumpe dos veces la conversación, una para hablar brevemente por otra línea (le ha llamado un amigo) y la segunda, imagina uno, para prepararse un té, o algo que materialice su aura de elegante y veterano actor inglés.

¿Que siente un actor veterano como usted al ser parte de la película más esperada del año?

Mucha excitación. Siempre te pasa cuando estrenas una película, pero en esta ocasión sabemos que hay más gente que nunca esperando verla. Lo sentíamos incluso durante el rodaje: hay mucha ilusión, mucha expectación, y teníamos que estar a la altura.

¿Cuánto tiempo ha dedicado a El Hobbit?

Unos 18 meses... Casi dos años, aunque no seguidos, porque volé varias veces de Nueva Zelanda a Inglaterra. Así que puedes imaginarte las ganas que tengo de que llegue a los cines y podáis verla... ¡He dedicado una buena parte de mi vida a esta película!

¿Siente que es distinta a cualquier otra?

Es, seguro, muy distinta a las de El Señor de los Anillos. La trilogía de El Señor hablaba de salvar al mundo, mientras que El Hobbit es una historia más ligera, de aventuras, quizá orientada a espectadores más jóvenes. Incluso como actor, el rodaje fue diferente, más movido, más divertido.

¿No cansa ser Gandalf en tantas películas?

Es el mismo Gandalf de siempre... Pero mucho más divertido. En El Hobbit le gusta más  beber, fumar, pasarlo bien con sus amigos y estar toda la noche de fiesta. ¿El reto del papel? No era el personaje en sí, sino estar tanto tiempo tan lejos de casa.

¿Ha visto ya la película?

Por partes, mientras rodábamos... Pero sé que será fascinante. Tiene mucho más humor que El Señor de los Anillos, y tener a un actor como Martin Freeman encarnando a Bilbo es un lujo, porque es un comediante fantástico que me ha impresionado.

¿Entiende que haya tanta gente esperando la película?

De momento, percibo un interés especial, incluso por parte de los periodistas. El resto... Es sorprendente, pero también estimulante.  ¡Lo que más me gusta es que muchos jóvenes aguardan la película como si fueran a ver en ella la cara de Cristo!

Curioso, ¿no?

No sé si tanto... Es algo muy de esta época. El otro día, paseando por Londres, pasé por delante de un cine en el que estrenaban la última parte de Crepúsculo... ¡Estaba lleno de chavales, y podía verse el entusiasmo en sus caras! Yo lo viví en primera persona presentando El Hobbit en San Diego, en el Comic-Con: vinieron muchísimas personas, y muchas de ellas estaban incluso disfrazadas. La pasión es algo fascinante... Cuando yo era joven también esperaba con impaciencia determinadas películas, pero creo que lo que sucede ahora es más masivo, más universal, de lo que era entonces.

Terminado el rodaje, ahora le toca promocionar la película. ¿Y cuando se estrene, a qué se va a dedicar?

Me queda algún viaje a EE UU, y la verdad es que estoy un poco cansado... Supongo que volveré a mi casa y durante unas semanas me dedicaré a descansar. Eso sí, tengo ganas de que llegue 2013 para volver a hacer algo en el cine, el teatro, la televisión...

¿Por qué tanta urgencia? ¿Se aburre en casa cuando no trabaja?

Bueno... ¡Tengo una edad en la que tengo que darme prisa y aprovechar las oportunidades que me quedan! También tengo mucha curiosidad por encontrar proyectos con los que disfrutar, porque me sigue encantando mi trabajo. Ojalá surja algo tan divertido como El Hobbit.

Tras tantos años como actor, ¿cómo ve su carrera?

La verdad, creo haber tenido una suerte excepcional, y una gran ventaja: sigo disfrutando de mi profesión. Antes, vivía el hecho de ser actor como un reto: intentar superarme, conseguir papeles, ser mejor que otros... Ahora me he dado cuenta de lo importante que ha sido la actuación para mí. No ha sido un trabajo, sino toda una forma de vida. Así que, cuando miro atrás... veo una sola cosa, mi vida y mi trabajo son la misma cosa. ¿Que si he sacrificado muchas cosas? Supongo que sí, pero a cambio he hecho siempre lo que he querido, y he podido ser yo quien eligiera mis prioridades. Ahora, con 73 años, disfruto más que nunca. Me encanta trabajar. Pero no por decir que he hecho otra película, otra obra de teatro, sino porque me sigue permitiendo conocer y trabajar con gente muy joven y llena de talento.

¿Qué le ha enseñado la actuación?

¡Casi todo lo que sé! Imagínate... Si te pasas años representando a personajes de Shakespeare, leyendo y releyendo sus obras... ¿Cómo no vas a aprender cosas sobre la vida, sobre ti? Porque investigar sobre la gente y sobre uno mismo es una de las grandes exigencias, pero también satisfacciones, de este trabajo. Shakespeare, además de para entretener, escribió sobre cada uno de nosotros, y representar sus obras es una buena manera de conocernos. Ver cómo las personas son capaces de amar, de mentir, de fingir... Es un tratado sobre la humanidad.

Se lo habrán preguntado mil veces, pero... ¿el actor nace o se hace?

Depende de cada caso, porque hay chavales que parecen tener un don... Pero, eso es seguro, hay que aprender y luchar mucho, al menos en mi caso. Es lo mismo que le pasa a un jugador de fútbol... Puede tener muchas condiciones, desde pequeñito, pero tendrá que pasarse toda su vida entrenando si quiere llegar lejos.

En su página web, www.mckellen.com, publica muchísimas reflexiones escritas sobre la vida. Se ve que le gusta escribir, y lo hace bien... ¿Se ve como escritor, o como periodista?

Desde que era un niño me encantaba la literatura... Sí, podrían haber sido dos buenos trabajos de no haberme dedicado a la actuación. Pero, la verdad... ¿No es todavía más difícil vivir de ellos que de ser actor? No son grandes tiempos para los periodistas... Quizá, me gustaría más haber sido escritor. De novelas de humor, sobre todo.

Hablando de algo no demasiado gracioso... ¿Cómo ve la actual crisis económica?

Es un fenómeno demasiado complejo, demasiado abstracto como para que yo pueda opinar, y tampoco creo que tenga cosas muy interesantes que añadir... Sé que en vuestro país tenéis muchos problemas con el trabajo, y que acabáis de hacer una huelga. La verdad, lo entiendo: los actores sabemos mucho de estar en paro, de estar días y días en casa esperando que alguien nos ofrezca trabajo. Lo único que puedo decir es... No sé, paciencia. Los actores tampoco podemos aspirar a un trabajo estable, a permanecer 40 años en una empresa y después jubilarnos plácidamente.

¿Mejorará el mundo?

Mejorará y volverá a empeorar. Así una y otra vez, porque el mundo siempre está cambiando. Nada permanece: pasamos de los buenos a los malos tiempos, de la guerra a la paz, de épocas de crisis a la riqueza... No podemos esperar que todo vaya siempre igual.

¿Y su carrera? ¿Le quedan todavía años tras tantos actuando?

El principal reto es sencillamente seguir trabajando. Por supuesto, también me apetece hacer cosas distintas, que no haya hecho antes, pero lo más estimulante es conocer gente nueva, ser honesto con ellos y estar a la altura de sus ganas, de su entusiasmo. Como veterano, es muy reconfortante poder formar parte de un equipo de gente joven y entusiasta: con los años te das cuenta de que un actor no trabaja para sí mismo, sino que forma parte de una maquinaria. Eso te obliga a pensar en los demás, a ser más generoso, y es algo que cuesta aprender, pero que termina disfrutándose mucho.

¿Qué hace cuando no trabaja?

Durante los últimos años, me he dedicado a recorrer el país visitando escuelas para hablar de la homosexualidad. Hay muchos jóvenes que sufren por ser gays, porque no se atreven a decirlo, a reconocerlo, o porque los demás les castigan por serlo. Intento animarlos, y hacer entender a los demás que deben respetarlos. Inglaterra es un país, en teoría, moderno y abierto a estas cosas, pero todavía hay muchos casos de acoso escolar por la homosexualidad, y me gustaría evitarlo. Además, me gusta recorrer el país viendo obras de teatro, hablando con otros actores y enterándome de qué se mueve. Por último, me gusta quedarme en mi casa de Londres, tranquilo, reuniéndome a hablar y comer con mis viejos amigos.

En mayo cumplió 73 años. ¿Cómo se encuentra a esa edad?

Bien... ¡Muchas gracias por preocuparte por mí! La verdad es que disfruto, más que nunca, de la vida. He aprendido a llevarme mejor conmigo mismo, a comprenderme mejor, a no ser demasiado duro ni demasiado permisivo. Soy algo huraño, es verdad... ¡Pero me lo paso bien!

Y con sus películas... ¿También se lo pasa bien? ¿Le gusta ver sus antiguos trabajos?

Me cuesta bastante. Sobre todo, es muy frustrante que estén ahí, que los defectos permanecerán para siempre, que no se puede hacer ya nada para corregir mis fallos. En cuanto a la edad... No, no me resulta doloroso. ¡Tampoco me veo tan cambiado! Además, suelo tener otro pelo, barba, bigote, ropas extrañas, así que a veces ni siquiera me identifico, no me veo a mí mismo.

Y, sin embargo, se ha convertido en una superestrella. Y más por papeles en películas muy comerciales, como X-Men o El Señor de los Anillos, que por todo su trabajo anterior.

Era algo que, en serio, no me esperaba... Me habían dicho que eran proyectos que cambiarían mi vida, y no me lo podía creer, pero así ha sido. Los actores somos, muchas veces, gente insegura, y haber participado en películas tan exitosas me ha dado más confianza, permitiéndome tomar más libertades, más riesgos, que nunca. Y no solo eso: que personajes como Magneto o Gandalf sean tan conocidos me permite contemplar el trabajo con cierta distancia, y sentir que ellos son lo importante, y no el actor. Los actores no somos lo fundamental, sino los personajes, la historia, y haber podido participar en proyectos tan importantes ha sido una buena lección de humildad, la certeza de que un actor está de paso, mientras que un buen personaje se queda.

Un actor versátil y de los de toda la vida

Por algo la reina Isabel lo nombró Sir: Ian McKellen es uno de esos actores británicos de toda la vida, estilo Lawrence Olivier, de los que aprendieron en el teatro interpretando sin parar a Shakespeare. Sin embargo, lo hemos visto en papeles muy distintos: por ejemplo, en 1966 encarnó a David Copperfield en la televisión. Otro personaje literario es el Gandalf de El Hobbit. También ha participado en versiones teatrales de Amadeus o televisivas de Rasputin, películas como La balada del pequeño Jo o éxitos como Dioses y monstruos, en la que encarnaba al director de cine James Whale y que le supuso su primera candidatura al Oscar (la otra sería por El Señor de los Anillos). Otros buenos ejemplos de su versatilidad son sus interpretaciones de antiguo nazi en Verano de corrupción, de Magneto en la saga X-Men o su trabajo en el éxitoso filme El código Da Vinci.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento