«Hacer cortos no es tan fácil como parece»

Se van a ver 72 películas de pequeño formato en esta edición de Seminci. Dos de ellas (20 y 14 minutos) de producción vallisoletana.
El director, Iván Sainz-Pardo, habla con los actores durante el rodaje en el Campo Grande.
El director, Iván Sainz-Pardo, habla con los actores durante el rodaje en el Campo Grande.
El director, Iván Sainz-Pardo, habla con los actores durante el rodaje en el Campo Grande.
Sala de Caja España en Fuente Dorada. 16.30 horas. Seis cortos, seis. El más breve, el más aplaudido. Son de la Universidad de Buenos Aires. Auténtico onanismo mental.
A veces se confunde cortometraje con cine de peor calidad y, aunque en muchos casos es cierto, también hay auténticas obras de arte en pocos minutos. «Yo, si pudiera, me encantaría seguir haciendo cortos toda la vida, pero de eso no se puede vivir», reconocía Juan Carlos Falcón, que ahora presenta La caja.

‘Made in’ Campo Grande

En esta edición de la Seminci se van a ver 72 cortometrajes y habrá de todo: experimentos, bazofias, simplemente guiones y buenas ideas con poco presupuesto. Entre ellos hay dos vallisoletanas: Límites naturales, de Rubén Alonso, y El último viaje del almirante, que se estrenó ayer en la Sección Oficial y se puede volver a ver hoy en el Roxy a las 9.30 y 22.30 h. «Hacer cortos no es tan fácil, en nuestro caso ha sido el mismo esfuerzo que un largo, el mismo rodaje, producción y montaje, aunque para hacer menos minutos», asegura el  productor del corto sobre Colón, Roberto Lozano.

Es lo que tiene hacer un corto de época, «no sólo por el vestuario, hay que hacer que el Campo Grande parezca una selva tropical y ser muy expresivo para comprimir el lenguaje visual en pocos minutos», cuenta el director de fotografía, Sorin Dragoi. «Hemos hecho un cine bastante clásico y de mucho simbolismo», asegura el director Iván Sainz Pardo, consciente de que se espera mucho de ellos.

Cine corto de Buenos Aires

El cortometraje, este año, tiene acento argentino. La Universidad de Buenos Aires ofrece los trabajos de sus alumnos que, con mayor o menor acierto, han llevado a la práctica lo que aprenden en la teoría. Ma si me tiro es una de las que ayer suscitó más sonrisas, mientras que el resto de las que se proyectaron, El nexo, Cantautor o El Patio, pasaron sin pena ni gloria.

Diego Díaz. 16 años.

«A mí me gustan los cortometrajes porque es un cine mucho más intenso, tienen que condensar una historia y contarla en a penas diez minutos. Prefiero ir al cine a ver doce cortos de diez minutos cada uno que tragarme una película de dos horas».

Sara Arias. 17 años.

«Me llaman la atención los cortos porque suelen ser historias con argumentos que tienen más gracia, guiones que se fijan mucho más en lo anecdótico. He visto, por ejemplo, una historia que sucede en un taxi y que apenas dura unos segundos que es genial».

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