Castillo de Peralada, la buena música del turismo y el ocio

En 1923, el empresario Miguel Mateu, hijo del cofundador de la legendaria marca de automóviles Hispano-Suiza, compró el Castillo de Peralada con la intención de convertirlo en la sede de sus colecciones privadas de arte. 75 años después, el municipio de Peralada y su castillo son un referente en el mundo cultural y del ocio gracias a una oferta que incluye casino, campo de golf, hotel, bodegas y un prestigioso festival de música.

Aunque Peralada fue una villa fortificada desde los comienzos de la Edad Media, el incendio que asoló el viejo castillo en 1285 y el alejamiento de la frontera cambiaron su futuro. Los señores del castillo, los Rocaberti, apostaron por una nueva fortaleza de aires renacentistas. En el siglo XIX, contrataron al paisajista francés Duvilliers para crear un edificio al estilo de los châteaux franceses del Loira.

Este château es el que ahora se puede contemplar, con su frondoso jardín, escenario cada verano del famoso Festival Castillo de Peralada. El interior del castillo se halla dividido en dos partes. Una alberga las colecciones de los Mateu; la otra el Casino Castell de Peralada.

En Peralada se pueden visitar tres colecciones, todas de gran valor: el Museo del Vidrio, con más de 2.500 piezas, la imponente biblioteca, con 80.000 volúmenes, entre ellos más de mil ediciones del Quijote, y el Museo del Vino, en las antiguas cavas medievales.

Poca gente sabe que las dependencias del castillo fueron una de las moradas de las colecciones del Museo del Prado durante su huída en la Guerra Civil hasta que pudieron regresar a Madrid. El resto de las dependencias del castillo están ocupadas por el Casino de Peralada.

Términos como ruleta, póquer y black jack pueden ser un imán para los amantes de los juegos de azar, pero no solo para ellos. El casino es parte de un resort en el que brillan el Golf Club Peralada y las bodegas Castell de Perelada (con e), con sus reconocidos vinos (Denominación de Origen Empordà) y cavas. El Golf Club acoge un campo de 18 hoyos, con pitch & putt, y un hotel que cuenta con Wine Spa, un servicio exclusivo de vinoterapia.

La ciudad medieval de Peralada cuenta con otro factor a su favor: su ubicación. Desde aquí, uno se puede adentrar en el corazón de la Costa Brava. Este famoso destino turístico fue bautizado con este nombre (Costa Brava) hace cien años en un artículo aparecido en el periódico La Veu de Catalunya.

El centenario todavía se sigue celebrando y es una buena excusa para visitar el Teatro-Museo Dalí en Figueres, Roses, Cadaqués, el Parque Natural Cap de Creus, o el conjunto monumental de Sant Pere de Rodes.

Si se escoge seguir la ruta hacia el interior de Cataluña, en una hora en coche se puede visitar un popular y espectacular hayedo llamado la Fageda d’en Jordà, un bosque de cuento de hadas.

Otra opción es el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, con hasta 40 cráteres de antiguos volcanes apagados, perfectamente visitables. Los más recomendables son los de Santa Margarida y el Crostat.

En cambio, si se decide cruzar la cercana frontera con Francia, esperan las tierras del Conflent y Rosellón, donde se puede visitar el pueblo fortificado de Colliure y conocer Perpiñán, ciudad con una intensa actividad comercial.

Si nos quedamos en la provincia de Girona, cuando menos, se tiene asegurada la buena cocina. Esta provincia, cuenta con más de 2.000 restaurantes, entre ellos algunos de los mejores del mundo. Apuestan por una cocina moderna, sin olvidarse de recetas tradicionales como el suquet de pescado, el filete de ciervo con zanahoria, berenjena y grosella y el trinxat de verduras y tocino.