Las obras del interior de La Alhóndiga se podrán ver a partir de noviembre

Habrá visores externos para contemplar los trabajos.
Obreros de La Alhóndiga preparan, ayer, los visores externos para contemplar las obras. (Begoña Hernández)
Obreros de La Alhóndiga preparan, ayer, los visores externos para contemplar las obras. (Begoña Hernández)
Obreros de La Alhóndiga preparan, ayer, los visores externos para contemplar las obras. (Begoña Hernández)
No será hasta 2009 cuando la Alhóndiga se convierta en el centro cultural, deportivo y de ocio más moderno de Bilbao. Pero, hasta que llegue ese día, los bilbaínos podrán contemplar y disfrutar del desarrollo de las obras. O, al menos, en parte.

A partir de mediados de noviembre, las obras internas de transformación del viejo almacén de vinos de Indautxu se verán por medio de unos visores exteriores. Es decir, no se accederá al recinto, donde las máquinas y los obreros trabajan a destajo, pero se contemplará desde fuera. Los operarios se esfuerzan ya en la creación de los agujeros que permitirán la visión.

Lo que se contemplará es el desarrollo de la estructura interna del nuevo edificio, a la que todavía le falta mucho. Los más de 6.000 metros cuadrados de planta albergarán tres edificios diferenciados y distribuidos de forma desigual, que se destinarán a la cultura, al deporte y a actividades complementarias. Un bosque de columnas poblará el centro.

¿Gran proyecto o pozo sin fondo?

La Alhóndiga, todavía en obras, se ha convertido en un emblema de Bilbao. La diseñará el prestigioso artista Philippe Stark y será uno de los grandes edificios del nuevo Bilbao. Para ello, la inversión municipal será muy fuerte. En total se gastarán 45 millones de euros. Sólo Stark se llevará tres en hacer los bocetos.

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