
Primero se autoengañó para dar esquinazo a una distonía focal que auguraba un presente sin poder dibujar, y logró realizar sus tiras con una tableta gráfica de ordenador.
Después una disfonía espasmódica le incapacitaba para hablar con normalidad hasta que, por casualidad, descubrió que cuando su capacidad del habla flaqueaba, bastaba con hablar con rimas para que, de forma gradual, su facultad "renaciera".
Si bien no ha recuperado al 100% su habla, sí puede hacerlo casi con normalidad, a pesar de que los especialistas le habían confirmado que la esperanza de curación era nula.
Y aunque no pueda esbozar su Dilbert pluma en mano, lo hace con el ordenador. Y cuando se queda sin habla, rima. Son dos ejemplos de cómo ha sido capaz de reasignar funciones a su cerebro, para continuar haciendo aquello para lo que, teóricamente, estaba incapacitado.
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