Cuatro parámetros

Los parques zoológicos deben cumplir con cuatro reglas: la conservación, la educación, la seguridad del público y el  bienestar animal. Los ocho analizados no los siguen y «se intuye que muchos más en nuestro país tampoco se adaptan a estos cuatro puntos», asegura el portavoz de Born Free, Daniel Turner.

¿Cómo es posible que un zoo que está en contra de la ley siga abierto? «Cuando se realizó la transposición de la directiva europea de zoos, se cedió la competencia a las comunidades autónomas, que no tienen interés en mejorar la situación, y, además, el Gobierno se lo ha permitido», afirma el portavoz de Depana, Luis Toldrá.

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Ocho parques repartidos en seis comunidades

El informe La salud en los zoos concluye que los ocho centros analizados que se encuentran en mal estado son: Parque Ornitológico Loro Sexi, Zoo de Castellar, Parque Zoológico de Carmona (los tres, en Andalucía); el de Almendralejo (que ya ha sido cerrado, en Extremadura); Granjas Koki (Castilla-La Mancha);  Devesa Gardens (Comunidad Valenciana); Safari Mentz (Islas Baleares); y el Safari Madrid (Comunidad de Madrid).

Estos parques, según el informe, no conservan las especies: sólo el 14. 06% de éstas sufren el mayor grado de amenaza. Algunos animales están en situaciones que podrían ser castigadas con multas  de  60.101 a  300.500 euros por la Ley de Zoos. Sólo el 4,35% de los animales peligrosos tienen cerca un indicador de aviso.

A favor y en contra

¿Deben existir los zoológicos?

Javier de Miguel. Biólogo de la Univ. Autónoma de Madrid.

«Si, pero con condiciones»

Estoy a favor de que los zoológicos existan siempre y cuando cumplan tres condiciones: la cultural, la científica y la de conservación. Sin embargo, todo depende de cada zoo, hay algunos en los que da la impresión de que los animales están bien, como el de Fuengirola, Málaga. Además, hay especies que sólo se pueden estudiar cuando están en cautividad.

Alberto Díez. Eurogrupo para el bienestar animal.

«No a los que son negocios»

Lo ideal es que la sociedad occidental no hubiera generado este tipo de parques para animales. Pero como existen, tenemos que aceptarlo y nuestros objetivos se centran en velar para que se cumpla la ley. No deberían ser centros de exhibición, sino lugares de investigación. Los que son simples negocios con especies deberían ser cerrados. A pesar de todo, lo de «zoos, si; zoos, no» es una vieja polémica y la realidad es mucho más compleja.