Las operaciones policiales desarrolladas en Galicia que requieren una coordinación de distintos cuerpos y que conllevan la investigación de varias personas, adoptan nombres alusivos a mariscos, películas o personajes, pero resultan cada vez más difíciles de 'bautizar'.

Así lo confesaron esta semana fuentes policiales al explicar que en las reuniones para determinar un nombre se han llegado a someter "hasta treinta propuestas" diferentes.

Entre las operaciones de cierta envergadura en los últimos meses destacan la Pokemon, que investiga supuestas irregularidades en la concesión de servicios municipales a empresas privadas; la Campeón, sobre una supuesta trama de corrupción en subvenciones públicas; o la Carioca, que indaga una aparente red de prostitución en la que incluso han resultado detenidos varios agentes policiales.

Algunas redadas policiales de narcotraficantes llevan en Galicia nombres relacionados con el mar, debido a la vinculación con el desembarco de ingentes cantidades de droga, principalmente cocaína, en zonas del litoral.

Tal vez la más sonada sea la Nécora, practicada en 1990, en la que cayeron en las redes policiales medio centenar de presuntos transportistas de droga y contrabando de tabaco, incluidos algunos de los principales 'capos' del narcotráfico gallego y de una trama de lavado de dinero negro.

Pero también figuran la Marine, que supuso el decomiso de unas tres toneladas de cocaína; o la Mistral, de 1,5 toneladas; además de la Piraña o la Delfín, nombres de inspiración acuática.

No se trata, sin embargo, de una exclusividad, ya que para otras redadas contra el tráfico de droga, los agentes han recurrido a nombres como Ratatouille, Santo, Suspiros, y hasta Temple o Mezquita.

Apelativos de inspiración marina también han sido asignados en Galicia a indagaciones que, si bien no tienen nada que ver con el tráfico de drogas, sí han tenido entre sus protagonistas a 'padrinos', argumentan estas fuentes. Ese es el caso de Repesca, en la que fueron arrestados más de una docena de sospechosos de intentar de controlar y manipular precios del mercado del pescado.

En la operación Vieira, en cambio, los agentes se dedicaron a arrestar no a miembros de clanes de narcotraficantes, sino a una serie de prestigiosos restauradores de cocina acusados de haber comprado marisco sin suficientes garantías de salubridad.

Según fuentes policiales, la decisión de atribuir nombres a las diligencias radica en que son más fáciles de recordar para los agentes que los números que figuran en el registro de esas operaciones.

Así, el 'bautizo' suele darse en función de las características de la operación o del personaje principal, como ha sido el caso de Pelopincho o Fantomas, o más recientemente, en esta ocasión no referida a una persona, la Nocello, relativa a una supuesta estafa en productos ortopédicos.

Sin embargo, desde que se adoptó este sistema, hace unos quince años, la proliferación de nombres es tal que ahora "casi todos están agotados", de manera que hay que ser cada vez más original, manifiestan estas fuentes, ya que en caso de estar repetido "el 'superordenador' central lo rechaza".