El 'sufrido' trabajo de princesa

  • Pese a que Catalina de Cambridge es alérgica a los caballos, tomará clases de hípica para compartir la pasión de su marido.
  • Repasamos otros 'sacrificios' de la nobleza.
La duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, en la Ceremonia Thistle el 5 de julio en Edimburgo, Escocia.
La duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, en la Ceremonia Thistle el 5 de julio en Edimburgo, Escocia.
GTRES
La duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, en la Ceremonia Thistle el 5 de julio en Edimburgo, Escocia.

En días en los que el trabajo se ha convertido casi en un privilegio, ¿cómo no envidiar a una princesa? Casa (palacio) asegurada, lujosos viajes por todo el mundo y, sobre todo, la certeza de tener un cargo durante toda una vida. Pero, ¡ojo!, también hay que hacer 'sacrificios', como el que está dispuesta a acometer Catalina de Inglaterra por integrarse en su familia política.

Tanto la reina Isabel II como los suyos (incluyendo a su hijo el príncipe Carlos o a sus nietos Guillermo y Enrique) son grandes aficionados a la hípica, por lo que la princesa está dispuesta a dar clases de equitación. ¿El problema? Que, desde que era una niña, es alérgica a los caballos. "Doña Catalina siempre ha querido cabalgar con Guillermo –afirma la revista británica Ok–, y para conseguirlo pondrá incluso en peligro su salud".

Adiós a Hollywood

Pero Catalina no es la única; la lista de princesas 'abnegadas' es amplia. Uno de los casos más famosos es el de Gracia de Mónaco, que al casarse con el príncipe Rainiero tuvo que abandonar su carrera como actriz. De nada sirvieron las súplicas de Alfred Hitchcock y otros grandes nombres del cine: la bella rubia se casó en 1956 y ese año estrenó su última película, Alta sociedad.

Los casos abundan también en estos últimos años. Mette-Marit de Noruega, por ejemplo, tuvo que arrepentirse públicamente de su vida (era madre soltera y no se hablaba con su padre) antes de comprometerse con el príncipe heredero Haakon. Y Máxima Zorreguieta, futura reina de Holanda, tuvo que aguantar insultos por el pasado de su padre, un alto cargo durante la sangrienta dictadura argentina. ¿La solución? No invitarle a su boda.

Ellos también lo pasaron mal

Si las princesas tienen que hacer 'sacrificios', los príncipes también: Carlos de Inglaterra, por ejemplo, tuvo que casarse con Diana Spencer pese a estar enamorado de Camilla Parker-Bowles, una mujer casada con la que terminó contrayendo matrimonio en 2005. Pero más extremo fue el caso de su tío, Eduardo VII, que tuvo que renunciar a la corona al enamorarse de Wallis Simpson, dos veces divorciada, y con la que también terminó casándose.

Además...

Letizia tuvo que cambiar de estilo de vestir (por ejemplo, abandonar los pantalones), aprender a esquiar, tomar cursos intensivos de idiomas y ver impotente cómo la prensa acosa a su familia.

Catalina tuvo un verano difícil: sus fotos en topless sembraron la polémica, y ahora pone en peligro su salud por la hípica.

Victoria y Magdalena de Suecia: la primera, heredera al trono, se casó hace dos años, y su hermana pequeña ha anunciado recientemente su compromiso. Sin embargo, no ha sido ella quien ha elegido la fecha: debido a las estrictas normas que rigen en la familia real sueca, la benjamina tuvo que esperar a que Victoria se casara para tener vía libre y poder hacer ella lo mismo.

Carlota de Mónaco: Presentó una denuncia penal en París para frenar el acoso mediático. Además, no le dejan llevar joyas demasiado grandes.

Masako: Apenas acude a actos públicos, dicen que por una depresión. Además, siempre debe caminar detrás de su esposo y no puede ver la televisión.

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