Túnel a la asturiana

Una treintena de operarios, dirigidos por un minero de Asturias, excavan bajo San Juan de Aznalfarache igual que se hacía en el XIX.
Vista del estado actual del final del túnel bajo San Juan. Se aprecian las sujeciones de madera que se colocan para sustentar el terreno al ir avanzando (Kako Rangel).
Vista del estado actual del final del túnel bajo San Juan. Se aprecian las sujeciones de madera que se colocan para sustentar el terreno al ir avanzando (Kako Rangel).
Vista del estado actual del final del túnel bajo San Juan. Se aprecian las sujeciones de madera que se colocan para sustentar el terreno al ir avanzando (Kako Rangel).
Se llama Francisco, es asturiano y ha venido a Sevilla para cavar de modo artesanal un túnel de 190 metros de largo a pico, martillo y pala. Con un sistema exactamente igual al que utilizan los mineros en su tierra desde el siglo XIX para abrirse camino.Él es el responsable del equipo de mineros y operarios que pasan el día bajo el cortado de San Juan excavando el túnel que usará el futuro metro de Sevilla. El picador se coloca justo en el centro del subterráneo (ver foto superior) y pica en la tierra su altura, su anchura, y unos dos metros y medio de fondo antes de colocar una viga de madera. Se gira a derecha o izquierda y va abriendo el nuevo tramo hasta llegar a las paredes laterales.

Bien asegurado con maderas, se vuelve a empezar otro tramo de otros dos metros y medio. Así llevan desde el pasado mes de abril, pero ya les queda poco. 20 metros más y el túnel verá la luz. Algo que se espera que ocurra antes de que pase un mes, y para navidades estará ya completamente revestido de hormigón y terminado.

Por seguridad

Esta técnica se está utilizando por motivos de seguridad. El terreno por el que avanzan es muy inestable y a muchos metros de altura sobre sus cabezas viven los sanjuaneros (vecinos de San Juan de Aznalfarache). Con este sistema, en un terreno tan inseguro, al pasar «día tras día siguiendo la misma veta, picando el mismo terreno, el minero acaba conociéndolo como si fuera su propia mano», explican en Ferrocarriles Andaluces.

Es decir, al poco tiempo, el minero es capaz de saber en todo momento si debe asegurar lo avanzado con una viga antes de seguir, si debe ir mas despacio o si debe avisar a sus compañeros para que salgan cuanto antes.

La única modernidad que se permiten en esta curiosa obra de artesanía son las máquinas excavadoras, que aquí sólo sirven para retirar la tierra que los mineros van sacando a pico y pala.

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