Tienen menos de dos años y son los niños que con más frecuencia acuden al pediatra de Atención Primaria. Ahora, debido a los recortes, sus papás tendrán que llevarse de casa el empapador (un protector de celulosa absorbente) la próxima vez que vayan a revisión, tal y como han denunciado los padres y confirmado el Sindicato de Médicos y Titulados Superiores y la Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria.

Los pediatras aseguran que, desde hace un par de meses,  los ambulatorios de la región –que pasaron 4.879.708 consultas de niños de 0 a 14 años en 2011– no reciben este material y que ha desaparecido de los formularios de pedidos.

Por este motivo, algunos profesionales han decidido pedir a las familias que lleven a la consulta los empapadores o una toalla , como es el caso de centros de salud de Vallecas y San Sebastián de los Reyes. El motivo no es otro que "aligerar las consultas y evitar que se paren", aclaran. Algo habitual ya que los bebés de hasta dos años se orinan en la revisión y hay que avisar a la limpieza.

Esta situación ha llevado a las asociaciones de padres de niños con síndrome de Down y a la Sociedad de Neonatología a lanzar la voz de alarma. Aseguran que los recortes se están cebando con los más pequeños –la vacuna del neumococo hay que pagarla ahora y también algunos tratamientos de asma–, y amenazan con deteriorar la salud infantil.

Por su parte, la Consejería de Sanidad no aclara por qué ya no envía este material absorbente a los centros. En este sentido, mantiene que "la Comisión de Adquisiciones [la encargada de las compras] es la que ha optado por unificar el uso del cubrecamillas, que está homologado". Pero esta sabanilla a la que se refiere no absorbe los orines de los bebés.

La política de austeridad puesta en marcha por las Administraciones públicas está afectando seriamente a la población infantil, y no solo en materia sanitaria. La Consejería de Educación ha reducido este curso drásticamente la beca para adquirir material escolar, sustituyéndola por un sistema de préstamo de libros en los colegios que no llega a todos. También ha eliminado la beca de comedor e impulsado el tupper casero por 3,80 euros diarios. Incluso, algunos ayuntamientos como el de Colmenar Viejo llegaron a barajar cortar la calefacción antes de acabar las clases. Y eso que allí los niños de 3 años ya se llevan una mantita para la siesta.