La necesidad brutal que tiene el ser humano de ser amado, y el tremendo conflicto y la enfermedad que supone no tener el amor necesario.

Los protagonistas buscan el amor en una sociedad que les exige aparentar ser alguien. ¿Es una presión imposible de evitar?

La sociedad nos obliga a consumir y ser de una manera, pero cada uno es libre de elegir. Nadie te obliga a operarte las tetas. Si no eres feliz contigo mismo, tienes que buscar esa felicidad en otro lugar. Hay una adicción enfermiza a ser admirado, y creas un artificio para ser querido.

¿Cómo busca la felicidad?

Exteriorizando lo que tengo dentro y que me hace daño: haciendo películas, bromas, escribiendo, dibujando... Una terapia que me va sanando.

¿Qué le decepciona más?

Me veo en un mundo en el que se habla de cultura y comercio, pero no hay tal cultura. Me veo imposibilitado para ser libre. La libertad es algo que se paga tan caro, que no sé si se puede pagar siquiera.

¿Ha querido desmitificar la idea del amor perfecto?

No digo al espectador qué tiene que hacer o pensar, sólo le digo que el amor puede ser algo maravilloso o una farsa.

¿Y qué piensa usted?

Es poderoso. Causa tanta satisfacción como dolor. Pero ante todo, si no te aceptas como eres, es muy difícil que alguien te quiera.

BIO

Nació en Vitoria en el año 1967. Ha dirigido Alas de mariposa y La madre muerta.