Las escenas que pinta Alex Katz (Nueva York-EE UU, 1927) parecen provenir de una prolongada arcadia donde reina la despreocupación, no existe la prisa y está prohibida la angustia: grupos de personas en la playa, retratos de colores planos de jóvenes sin problemas, paisajes de escaso detalle, ventanas que dejan entrever una nube, reflejos sobre el mar...

El carácter del artista, que ha sido llamado el gran pintor del ocio y el tiempo libre de los estadounidenses, es parecido al de sus cuadros: nada altivo pese a tratarse de una figura de primera fila y sumamante despreocupado. Uno de sus lemas, al que acude siempre que le preguntan por el secreto de sesenta años viviendo de la pintura, es: "No tienes que pintar deprisa, sino más lento que tus pensamientos".

Después de la exposición Naked Beauty (Belleza desnuda), que presentó el año pasado en Alemania, los óleos y dibujos de Katz iluminan estos días la galería pública inglesa Turner Contemporary, inaugurada en 2011 en Margate, en un coqueto edificio diseñado por el multipremiado arquitecto David Chipperfield. La muestra se titula Give Me Tomorrow (Dadme el mañana), estará en cartel hasta el 13 de enero y la entrada es gratis.

Uno de los artistas vivos estadounidense más respetados, Katz pinta con desapego emocional, sin implicarse, pero con un enorme poder de seducción en la forma delicada con que trata sus motivos —afirma que ha aprendido de los grabadores japoneses la manera de evitar los excesos— y gran naturalidad. Está muy influido por el cine, la música —sus cuadros suenan a jazz suave— y, sobre todo, por sus pintores de cabecera, Manet, Matisse y Hopper.

Katz empezó a pintar y participar en exposiciones en la década de los cincuenta, un mal momento para su estilo, que el llama "figuración limpia", dada la tendencia de éxito entonces, el expresionismo abstracto de los pintores-filósofos Jackson Pollock y Mark Rothko. Katz superó el vendaval con buena nota y siguió adelante, acercándose a los postulado del pop-art del arte en lo mundano, pero sin pringarse demasiado.

En la colección que expone en Margate hay óleos, dibujos y algunos collages. En los temas abundan los retratos y los grupos de personas, las marinas, las flores y los retratos de su musa de siempre, su mujer Ada, a la que ha con asiduidad pintado desde que empezó.