Arranca este viernes el juicio por la muerte de dos trabajadoras en la fábrica de Briseis

El Juzgado de lo Penal número 1 de Almería acoge desde este viernes la vista oral contra los cuatro acusados a los que se pide un total de 13 años de prisión por la muerte de dos trabajadoras durante la explosión registrada en 2007 en la fábrica de la empresa de productos de aseo personal e higiene 'Briseis', en Benahadux (Almería).

El Juzgado de lo Penal número 1 de Almería acoge desde este viernes la vista oral contra los cuatro acusados a los que se pide un total de 13 años de prisión por la muerte de dos trabajadoras durante la explosión registrada en 2007 en la fábrica de la empresa de productos de aseo personal e higiene 'Briseis', en Benahadux (Almería).

La deflagración, que se produjo a primera hora de la tarde del 6 de septiembre de 2007, se cobró la vida de dos empleadas de la planta y causó heridas de diversa consideración a otros diez trabajadores. Ante estos hechos, la Fiscalía va a solicitar penas individuales de tres años y tres meses de prisión para el administrador de Briseis, Carlos B.L.H., la gerente de la subcontrata Auxiple, Françoise M., el jefe de fábrica, Carlos Antonio G.S. y el responsable de mantenimiento, Juan Carlos G.M.

A todos le imputa la presunta comisión de dos delitos de homicidio imprudente en concurso ideal con un delito contra los derechos de los trabajadores de los artículos 316 y 318 del Código Penal, además de diez delitos de lesiones imprudentes. Aplica las penas mínimas al considerar que procede aplicar la atenuante de reparación del daño, ya que la empresa y su aseguradora han satisfecho en su mayor parte las cuantías por responsabilidad civil.

El escrito de acusación, al que tuvo acceso Europa Press, desgrana irregularidades en la obra ejecutada en una tubería de alcohol, que se rompió y originó el vertido de líquido inflamable. Subraya, asimismo, que la planta química carecía de un plan de actuación ante emergencias y destaca importantes deficiencias en la evaluación de riesgos laborales ya que en esta no se contemplaba que se pudiera producir un siniestro de estas características.

El fiscal vincula la "falta de información y formación" en esta materia a las fatales consecuencias del incendio y la posterior explosión y explica que el jefe de fábrica ordenó a las trabajadoras de la línea de envasado que limpiasen el derrame de "forma precipitada y sin dotarlas de calzado y ropa adecuada" y haciendo uso de "fregonas, cubos y recogedores".

A continuación, pidió al jefe de mantenimiento, quien resultó herido de extrema gravedad en la explosión, que cortase la corriente en un cuadro eléctrico instalado en la sala donde se estaba produciendo el vertido de alcohol, lo que generó una chispa de la que derivó la deflagración inicial para después propagarse hasta el exterior, donde el fuego alcanzó a los empleados que recogían el líquido inflamable.

En el escrito de acusación, se reprocha al director de fábrica que su actuación ante la rotura de la tubería no fuese la de "evacuar al personal que se encontraba en las inmediaciones y restringir el acceso" para "eliminar los posibles focos de ignición o impedir su aparición hasta la llegada de personas especializado y dotado de material adecuado".

Irregularidad previa

Así, el fiscal atribuye a Carlos B.L.H., responsable de esta empresa de carácter familiar, el mal estado de la tubería usada para el transporte de la materia prima ya que su trazado había sido modificado con motivo de unas obras de ampliación de la fábrica de Benahadux apenas cuatro meses antes del accidente mortal "sin que para ello se contratase a un instalador autorizado".

Fue el jefe del servicio de mantenimiento, que en la actualidad sufre graves secuelas debido a que sufrió quemaduras en el 83 por ciento de la superficie corporal durante la primera explosión, quien supervisó la nueva instalación realizada por personal de Briseis junto a empleados de una contrata externa.

Además de reutilizar la tubería existente, de 1987 y "totalmente metálica y estanca", para conectar los diferentes tramos, el fiscal señala que "se uso un tubo flexible sujeto con bridas metálicas a la conducción original" según sus indicaciones en las que "prohibió expresamente que se realizarán soldaduras, al parecer, para evitar que se produjera un incendio".

El accidente se produjo a las 15,50 horas del 6 de septiembre de 2007 después de que el fuerte impacto de una carretilla elevadora provocase la ruptura del tubo por su parte "más débil", la que unía la parte metálica con la flexible. Mientras que recogían el derrame de alcohol Hermelinda M.G. y Julia Margarita M.O. fueron alcanzadas por las llamas. Fallecieron posteriormente en un complejo hospitalario debido a las graves quemaduras de segundo y tercer grado profundo.

Otros diez trabajadores, todas mujeres a excepción de Juan Carlos G.M., sufrieron lesiones de diversa gravedad. La mayoría han renunciado a todo tipo de resarcimiento al haber sido indemnizados por la empresa para la que trabajaban a través de la subcontrata Auxiple, a cuya responsable, Françoise M., se le reprocha desde Fiscalía que no tuviese "ningún tipo de coordinación ni cooperación" con Briseis.

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