La maestra musulmana que se negó a quitarse el "niqab" (velo facial) en una escuela del norte de Inglaterra ha perdido la demanda por discriminación religiosa y acoso por sus creencias presentada en un tribunal laboral.

Aishah Azmi, de 24 años, que sí ganó la demanda por "persecución", se mostró "decepcionada" por el fallo judicial y anunció que está considerando presentar un recurso.

La mujer fue suspendida por la escuela Headfield de la Iglesia de Inglaterra en Dewsbury, donde trabaja como ayudante en las clases de inglés.

La mujer sí ha expresado su satisfacción porque la corte sí ha reconocido "la forma persecutoria de cómo el colegio y la autoridad educativa local han gestionado este asunto y la angustia" que le había causado.

"Las mujeres musulmanas que vestimos el velo no somos extraterrestres y los políticos tienen que reconocer que lo que dicen puede tener un impacto muy peligroso en las vidas de las minorías que ellos tratan como marginados", afirmó.

"No tiene que ver con la religión"

El Ayuntamiento de Kirkless, bajo cuya jurisdicción se encuentra Dewsbury, pidió a la maestra que se quitara el velo en clase, y alegó para ello que esa petición "no tiene que ver con la religión" sino con una medida práctica para el mejor entendimiento de los alumnos.

La mujer ha señalado, por su parte, que ella estaba dispuesta a quitarse en velo con los niños pero no cuando hubiese colegas masculinos presentes.

La escuela, en la que estudian medio millar de niños de edades comprendidas entre 7 y 11 años, alberga a muchos alumnos procedentes de diferentes minorías étnicas en las que el inglés no es su primera lengua.

El Ayuntamiento de Kirkless tendrá que pagar 1.100 libras (unos 1.700 euros, 2.100 dólares) a la mujer por la "persecución" de la que fue víctima.

Polémica por el velo

La suspensión de la profesora se divulgó después de que el líder de la Cámara de los Comunes y ex ministro de Asuntos Exterior, Jack Straw, abriera el debate sobre la inconveniencia de que las musulmanas luzcan el velo públicamente.

Straw desencadenó la polémica al invitar a las musulmanas a quitarse el "niqab" si querían verle personalmente, y afirmó que las comunidades sólo se integran mediante "relaciones cara a cara" en el espacio público.

El primer ministro británico, Tony Blair, respaldó a su ex titular de Exteriores al señalar esta semana que el velo que cubre la cara de las musulmanas es "una marca de separación".