Juani Jurado, el nuevo "icono ibérico" del cineasta Bigas Luna, irrumpe este viernes en las pantallas españolas con Yo soy la Juani, un retrato de una nueva realidad social que busca el éxito y la fama como pasaporte para la felicidad, protagonizado por Verónica Echegi y el líder de El canto del Loco, Dani Martín.

El director considera Yo soy la Juani como "un proyecto, más que como una película", que "descubra a un nuevo talento para el cine español", como hizo con Javier Bardem, Penélope Cruz o Jordi Mollá, y que en este caso encarna Verónica Echegi.

La Juani, harta de sus problemas familiares y de un novio más preocupado de su coche que de su relación, decide huir hacia adelante, "tunear" su vida y conseguir el éxito como actriz en este personaje que para Verónica Echegi, madrileña de 23 años, supone su primer papel de importancia en la profesión.

El líder de El canto del Loco es 'El Jonah'

El cantante de El Canto del Loco, Dani Martín, no lo tuvo fácil a la hora de conseguir el papel de 'El Jonah', el novio de la protagonista, inspirado en su "propia juventud y en las Juanis y Jonahs vistos a lo largo de las giras".

Bigas Luna temía que su enorme popularidad "se comiera todo el trabajo hecho en la película".

Finalmente, "el poder de seducción" de Martín convenció por completo al director, que valoró que el cantante "comprendiera de inmediato que buscaba a un actor para protagonizar la película".

"Es un retrato donde intento sublimar la realidad cotidiana de la juventud de la periferia, como ya ocurriera en 'Jamón, Jamón'", explicó el cineasta, consciente de que "es más difícil estar preparado para el éxito que para el fracaso", y tan entusiasmado con este proyecto que ya prepara el guión de una segunda parte, que sólo rodará en función de la respuesta que tenga la cinta.

Un entorno de velocidad y tatuajes

Para crear el universo personal de su personaje, Luna se rodeó de asesores que perfilaron la identidad cultural de un entorno hecho de velocidad y tatuajes, que se mueve al ritmo del hip-hop de Haze y La Mala Rodríguez.

En el filme no aparecen las drogas porque "no representan el cien por cien de este mundo y su presencia interrumpe la vocación popular del proyecto", aseguró.

Porque, en "Yo soy la Juani" el cineasta ha preferido mostrar "la parte maravillosa y emotiva del personaje", por encima de sus miserias personales, que en su opinión la convierten en "una Cenicienta del siglo XXI que usa su zapato para golpear al príncipe".