Al menos 20 de las vías más transitadas, como avenida de Madrid, Conde Aranda o Compromiso de Caspe sufren este problema a diario. Los coches aparcan, aunque no se pueda, y la circulación queda reducida a un carril. En todos los barrios hay calles con doble fila, como paseo Calanda y Unceta, en Delicias; Doctor Iranzo y Rodrigo Rebolledo, en Las Fuentes, o Salvador Allende, en Picarral.
Las arterias principales de barrios como Torrero (avenida América y Fray Julián Garcés) o Actur (Gómez de Avellaneda y María Zambrano) también se congestionan a diario. «Utilizan un carril para aparcar y el del otro lado para descargar en el centro comercial, por lo que sólo nos queda uno libre», señala Blanca Yuste, de la asociación de vecinos de Actur-Rey Fernando.
Las calles pequeñas todavía lo sufren más. Cortes de Aragón, Carmen, Bretón, Barcelona o García Arista están atascadas casi continuamente. «En la calle Sobrarbe se forma doble fila en las puertas de los bares», señala Rafael Tejedor, de los vecinos del Rabal. Las zonas de Corona de Aragón, Vía Universitas y Los Enlaces también son de las más conflictivas y hay que esquivar los coches aparcados.
Los que transitan a menudo por estas calles, como Susana Royo, que envió una carta a este periódico, se quejan de los atascos y piden que la Policía Local controle más los estacionamientos de estos vehículos.
Muchos vehículos pocos ‘parking’
Hay 300.000 vehículos, casi el doble que plazas de garaje (unas 180.000). Aun contando todos los aparcamientos privados, los de pago, las zonas azules y naranjas y los aparcamientos legales, más de 50.000 coches se quedarían sin hueco.
Doble fila de noche de mutuo acuerdo
En algunas calles de Las Fuentes y Delicias los coches tienen que dormir en doble fila porque es imposible aparcar. Los dueños de los coches pactan entre ellos para poder dejarlos sin que molesten al resto.
Carga y descarga por las mañanas
En la mayoría de las calles mencionadas en el artículo está prohibido parar, y menos en doble fila. Por las mañanas hay muchos vehículos que tienen que hacerlo para atender comercios y empresas, pero por la tarde suelen ser particulares.
Los autobuses urbanos se quedan sin paradas
Los coches aparcan en ellas. Los autobuses urbanos son los que más padecen el aparcamiento de coches ocupando el carril de la derecha, lo que les obliga desplazarse hacia el otro carril y, por su tamaño, los demás coches tienen que ralentizar su marcha o detenerse.
Además, en muchas ocasiones, los coches no respetan las paradas de bus y aparcan justo delante, impidiendo que el autobús se detenga donde debería. «Si ellos aparcan en un carril y nosotros tenemos que parar en otro, cortamos dos al tráfico», explican los conductores.
Las líneas 22, 32, 33 y 36, que pasan por Conde Aranda y avenida Madrid, son las que más lo sufren, pero también tienen problemas para pasar el 23 y 40 (en Federico García Lorca) y el 22, 24 y 30 (Rodrigo Rebolledo).
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